Muchas personas no saben medir la cantidad y calidad de los nutrientes que consumen. En el caso de las proteínas, es fundamental ingerirlas adecuadamente, porque estas sustancias cumplen un rol fundamental. Tome nota de que las dietas muy bajas en calorías o muy mal balanceadas pueden acarrear un déficit proteico y eso se vuelve muy peligroso para su salud.
Carne, huevo y pescado, así como legumbres y nueces, comprenden alimentos ricos en proteínas. Los músculos, cartílagos, ligamentos, piel, cabello y uñas están básicamente compuestos de proteína, que se constituye en cadenas de aminoácidos.Moléculas más pequeñas hechas de proteínas tienen roles acaso menos conocidos, pero vitales para el funcionamiento de esa compleja maquinaria a la que llamamos cuerpo. De hecho, la hemoglobina, los anticuerpos, ciertas hormonas (como la insulina) y las enzimas son también proteínas.Todo esto hace que el consumo de dichas sustancias no solo sea vital como aporte de energía sino también para la reparación de tejidos, la oxigenación del organismo y el sistema inmunológico y si no obtenemos la cantidad requerida, el cuerpo empezará a lanzarnos señales de alerta que veremos a continuación.
SEÑALES
DE ALERTA
– Fatiga: Cuando la fatiga es excesiva o crónica, puede significar la primera señal de falta de proteínas, pues la deficiencia de este compuesto se deriva directamente de una dieta de bajo contenido calórico, por lo que el organismo no cuenta con la energía suficiente para cumplir con tareas rutinarias. – Debilidad del cabello y la piel: Este es un segundo aviso de la falta de proteína en el organismo, ya que tanto el pelo como los folículos que los sostienen están hechos de proteínas y la falta de estas moléculas los debilita.Igualmente, las uñas e incluso la piel dependen de estas para regenerarse.La piel está formada por tres tipos de proteínas: el colágeno, la elastina y la keratina. Niveles bajos de esta última causan arrugas y debilitamiento de la piel. – Pérdida de masa muscular: Un tercer síntoma está relacionado con los músculos. La insuficiencia de proteínas disminuye la masa muscular y por tanto nos impedirá realizar actividades físicas que antes podíamos hacer sin mayor esfuerzo. Estas alteraciones, en un nivel muy avanzado, pueden originar los molestos calambres.
– Enfermar con frecuencia: Una cuarta señal que alerta es la frecuencia con la cual nos enfermamos. De hecho, una de las funciones principales de las proteínas es apoyar al sistema inmunológico y la insuficiencia de proteínas en la dieta nos expone con mayor facilidad a infecciones y resfriados. – Gases y estreñimiento: Finalmente, la falta de proteínas se asocia también con problemas digestivos como gases y estreñimiento. Para una correcta digestión los aminoácidos son fundamentales y sus niveles están directamente proporcionales a nuestro consumo de proteínas.
Las proteínas son largamente asociadas al consumo de alimentos de origen animal como carne, leche, quesos, huevo o pescado, mediante una simple regla universal: Ni mucho, ni poco. Solo lo necesario.