Una verdad absoluta es aquella que no admite debates o cuestionamientos, hechos o circunstancias que son así y, por tanto, debemos aceptar sin más discusión.
Por eso resulta peligroso que en una democracia alguien nos quiera imponer que existe una única verdad, y que todo el que diga lo contario miente o está equivocado.
Que alguien nos exprese frases como: “Esta es la verdad porque lo digo yo” es propio de países totalitarios. El debate debe ser abierto y existen muchas opiniones en un país libre como Costa Rica.
No ocultamos la necesidad de informar acerca de lo bueno que hace el Gobierno, pero también sobre lo malo. Parte de nuestro trabajo consiste en señalar las cosas que se pueden corregir porque, como dicen, en este pedacito de tierra vivimos todos.
Pensar que como un medio de comunicación actúa de ese modo es contrario o enemigo del Gobierno constituye un error. Creemos en el balance de la información y no podemos estar de acuerdo con que se le diga a la ciudadanía que existe una única verdad.
Este tipo de mensajes lo único que hacen es polarizar a la sociedad, generar divisiones y hasta crear posiciones de odio entre la misma población. Existen enfoques distintos de una misma información, y eso es lo que le da a la ciudadanía una mayor perspectiva de un hecho.
Al final de cuentas, como bien lo dice el presidente Rodrigo Chaves, es el televidente, el lector o el radioescucha quien toma su propia decisión con base en lo que exponen los diferentes medios de prensa.
Tampoco se trata de que toda publicación deba ir perfilada en contra del Gobierno. Hay muchas cosas que el Ejecutivo ha hecho bien y eso es digno de reconocer y se torna justo que haya un espacio para exponerlo.
Opinamos que la credibilidad de un medio de comunicación también está en hablar de manera objetiva, exponiendo ambas caras de la moneda, para que al final el público juzgue quién está del otro lado.
No estamos de acuerdo en solo decir sí a las buenas noticias de los miércoles, aunque hacemos todo el esfuerzo para dar a conocer aquellas decisiones que consideramos acertadas.
Sería mezquino pensar que vamos a dejar de ser críticos al momento de hacer nuestro trabajo. No obstante, esta crítica debe estar acompañada de elementos reales y probatorios.
El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Y tampoco podemos obviar que Costa Rica en el último año dejó de ser el único país de América donde la libertad de prensa se calificaba como buena. Bajo este escenario, no solo debemos, sino que nos resulta obligatorio, defender el sano ejercicio de la profesión.
La Administración también debe ser consciente y reconocer cuando se equivoca. Eso no la hace menos, sino digna de respeto.
Si queremos enfrentar menos críticas, las decisiones deben ser bien analizadas, al igual que el manejo de la comunicación, porque tampoco vamos a tapar el sol con un dedo.
Como grupo informativo debemos ser respetuosos de la gobernabilidad, y al mismo tiempo defender la libertad de prensa, un baluarte e insignia de todos los costarricenses que no podemos dejar morir, indistintamente de quién esté sentado en Zapote.