En esta época en que todos hablan de calidad de productos, de procesos, de servicios y de sistemas…..muy poca gente habla de calidad humana, calidad de vida……y sin ella, todo lo demás es apariencia, sin fundamento…
En la Asamblea Legislativa se ha presentado el proyecto de reforma a la Ley Orgánica del Ministerio de Seguridad Pública y, de paso, repercute en la Ley General de Policía Nº 7.410.
Tal como nos lo adelantara el señor José María Rico en un artículo de opinión, se presenta con el expediente Nº 18.751 y en el mismo se plasman varias modificaciones que coinciden con algunos de nuestros ideales de lucha.
Entre estos se consigna la creación de régimen de bienestar social de los funcionarios policiales del Ministerio de Seguridad Publica, la posibilidad de un régimen especial de pensión que permita la jubilación a los 55 años, lo cual es justo por el desgaste que sufre la salud del policía luego de los años de servicio.
Igual es importante que todos los oficiales tengan derecho de ingresar al régimen de estatuto, reconociéndose la experiencia, como método similar al de convalidación de materias, para quienes pasen el curso básico policial de alta, aunque les haga falta el tercer ciclo.
Sin embargo nos preocupa algunos temas, como la reubicación por tiempo indefinido, consideramos que debería establecer claramente la justificación de la reubicación, los plazos y los motivos por los cuales se pueda ampliar, consideramos igual la malla curricular de la Academia Nacional de Policía debe ampliarse de forma que se obtenga un nivel, mínimo de técnico policial.
Desde nuestra visión, pensamos que el proyecto debería indicar claramente en concordancia con nuestro ordenamiento jurídico, la jornada de trabajo que debe cumplir el servidor policial, y las excepciones en que esta se podría prolongar, esto para evitar algunos de los constantes abusos por parte de un sector del mando.
La omisión de estos derechos, por la administración deshumaniza el servicio del policía, lo cual nos ha llevado como representantes sindicales desde la ANEP, a acuñar la necesidad de interponer acciones varias en aras de favorecer el ambiente laboral de nuestros afiliados y, por ende, beneficiar el servicio que recibe la ciudadanía, pero además hemos solicitado a dos legisladores que integran esta comisión, audiencia para abordar algunos de estos aspectos.
Sigue dejando de lado la necesidad de humanizar la labor del policía, el cual debe desempeñar una tarea sumamente diversa, compleja y peligrosa, procurando el ejercicio de sonreír y servir. Aunque esté perdiendo la posibilidad de convivir en familia.
El policía necesita de su familia y de calidad de vida…
Atiende a tu propio interés sin descuidar el interés ajeno, Costa Rica, está siendo inundada por el narcotráfico y el crimen organizado, esto no es ningún secreto, lo ratificó recientemente el señor director del Organismo de Investigación Judicial, (OIJ). Ante este panorama se hace sumamente necesario manejar una adecuada supervisión del trabajo policial, está bien que se quieran crear oficinas encargadas de esta tarea, sin embargo se debe buscar también la forma efectiva de minimizar la tentación en el policía de “pasarse de acera”.
El policía, no es un robot, o un ser distinto inmune a la corrupción, y las condiciones actuales, son evidentemente muy distintas a las de hace 25 años, cuando el Guardia Rural, hasta ordenaba un lindero. Los y las policías, que a pesar de la importantísima labor que desempeñan, reciben un bajo salario máxime al considerar que la jornada es de doce horas, tienen la “obligación” de no equivocarse, y el deber de permanecer siempre atentos y amigables, como si tal en verdad fueran máquinas.
Por eso es necesaria una transformación, que disminuya el desarraigo y la desintegración familiar, atenuantes de un grave problema que no se contempla de manera directa en la reforma, la pérdida de hogares, los múltiples divorcios, afectan socialmente a hijos de policías, que crecieron con la figura de padres ausentes.
Este “fenómeno” indudablemente repercute de manera directa en la motivación, potencia la corrupción y afecta la prestación del servicio de seguridad ciudadana, además de los procesos que de alguna manera son causados por la misma administración, reduciendo los salarios, aplicando suspensiones a un oficial sin considerar dentro del debido proceso, si la “falta” se dio por caso fortuito, en cumplimiento del deber, e inclusive como resultado de la fatiga que representa la función policial de doce horas, con el actual nivel de peligrosidad, ¿será esta la idea de un tribunal especial?
Lo cierto es que los y las policías deben ser honestos, y necesitan ser fuertes ante la tentación, aunque su salario siga siendo inferior al merecido.
“Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré”. San Mateo 25; 21.
Servir es un honor.
*Policía-Directivo Nacional de ANEP.