La economía costarricense, al igual que parte de Latinoamérica, salvando las distancias, ha presentado los mismos problemas económicos que sus países vecinos del continente, en otras épocas. Galopantes desestabilizaciones económicas, aumento de la pobreza, desempleo, inseguridad, ineficiencia, y un sinnúmero de problemáticas que responden a diferentes motivos y aristas. Sin embargo, al profundizar en la historia centro-latinoamericana podemos resaltar que se fija como uno de los responsables -y aún más en lo económico- a las medidas liberales o neoliberales, que los más osados se han encargado de señalar.
Sin la premura de lo superfluo, el gran problema de nuestro continente ha sido visualizar enemigos incorrectos, ya que nos predispone a luchar en contra de las razones equivocadas.
El caso de la pobreza en Costa Rica, que ciertamente se mantiene en un 20%, y que en otros, como la pobreza extrema, disminuye de un 6,3% a un 5,7%, según datos del INEC, es una problemática que se debe atacar con ferocidad; sin embargo, aseverar que el problema de pobreza, desigualdad, y el tema en boga de reactivación económica, es gracias a un “enfoque neoliberal” es caer en un debate de antemano perdido.
Es falso que el Gobierno actual implemente un enfoque de economía de mercado (cuando se presenta al país como el responsable de la reactivación económica, poco clara e innovadora, donde no se delimita la participación del Estado y la empresa privada), así como lo ha propuesto don Bernal Monge Pacheco en su pasado artículo: “Costa Rica propicia un país de proletarios y no de propietarios”. Es una enorme contradicción mantener que Costa Rica propicia el proletariado y deja la ciudadanía sin ser propietaria, mientras se sostiene a la vez que implementa políticas de enfoque neoliberal, cuando en tales casos es la economía liberal la que busca la privatización y reivindica la propiedad privada del individuo. Y esto sin caer aún en los términos que define lo neoliberal y lo liberal en sus diferentes expresiones, cosa que no será explicada por temas de espacio.
Cuando las economías son planeadas desde los gobiernos, como en diferentes casos presidenciales en Costa Rica, se acercan más a un progresismo keynesiano, donde es el Estado-benefactor el responsable de hacer o crear las variantes económicas. En el caso liberal, la economía la desarrollan el individuo y el empresariado, mejor conocida como economía inversa, dejando que el Estado se haga más pequeño y más eficiente en cumplir los parámetros de una sana economía. Empero, este no es el caso costarricense, en donde el gobierno, en aras de convertirse en un Estado-benefactor, se vuelve cada vez menos eficiente, ya que no puede coaccionar ni tener la información completa de los movimientos económicos. Irremisiblemente da como resultado no garantizar el ecosistema sano para los inversionistas y, en su muestra más clara, desempleo y caos en el plano individual. Es claro que la economía costarricense se pasea más por los monopolios que por la verdadera competencia, situación que la contrapone al liberalismo.
Hemos visto cómo el progresismo, bandera levantada de casi todos los partidos en Costa Rica incluyendo el PAC, es tímido al implementar enfoques verdaderamente capitalistas. Es que ha sido justamente el enfoque progresista keynesiano el que ha propiciado los debacles económicos en Costa Rica y parte de Latinoamérica. Pero la idea que ha imperado en Tiquicia, y que a la vez ha frenado los verdaderos avances socioeconómicos en el continente americano es: “el neoliberalismo ha sido responsable”. “Estas son ideas no apartadas de la izquierda las que siempre se han sumado a calificar a la economía de mercado como lo malo, lo corrupto, y perverso”, Jesús Huerta de Soto, economista.
¿Cómo queremos hacer eficiente al Estado si deseamos a su vez que se hipertrofie? Se ha repetido el libreto en diferentes funciones, y en todas ha sido un error.
La solución existe mientras se trabaje, se ahorre y se invierta. Una inversión dirigida hacia la producción y alejada de las inversiones más cerca del gasto en bienes de consumo.
*Comunicador social