Con el paso de los años y ante el incremento exponencial de la población, especialmente en la capital, cada vez resulta más común observar cuarterías, infraestructuras que en la mayoría de los casos no cuentan con el permiso para alojar personas.
De acuerdo con un estudio efectuado por la Municipalidad de San José durante 2020, en la capital existen más de 400 cuarterías, al punto que, para el director de la Policía Municipal josefina, Marcelo Solano, dichos recintos son la base poblacional del cantón central.
“Debemos recordar que la cuartería es la base poblacional del centro de la ciudad, el casco central en determinado momento, cuando cierra la actividad comercial, quedan aproximadamente entre 11.000 y 15.000 personas viviendo en el centro de la ciudad. En el caso del casco central estamos hablando de familias o personas en cuarterías. La pandemia nos permitió derribar un mito de estas, en función de que la cuartería era un sitio que albergaba a personas buscadas por la justicia, o personas en condición de adicción. Eso realmente no era así, ahí encontramos personas trabajadoras que salen a laborar y regresan, y la cuartería es el lugar de residencia”, explicó Solano.
Además, el director policial indicó que este es un reflejo de la precariedad que vive el país en cuanto a vivienda.
“Las cuarterías son una extensión de la edificación precaria que tiene la ciudad, la cuartería es una extensión de la precarización de un anillo de pobreza que está alrededor de la ciudad, podría decirse que hay tantas personas en condición de pobreza que no caben en los precarios”, subrayó.
Solano dejó claro cómo el abordaje principal que se le tiene que dar a las cuarterías es de salud y no de seguridad.
“En varias ocasiones hemos realizado coordinaciones con el Ministerio de Salud, para que cada área rectora haga lo que le corresponde, porque el abordaje fundamentalmente es de seguridad, no es un abordaje sanitario. Debe hacerse un abordaje sanitario que determine si son lugares que tienen condiciones de habitabilidad, que lo que revisan son hacinamiento, ventilación, iluminación, acceso a agua potable y servicios públicos”.Y agregó que: “Si no son habitables, porque no son construidos para la vivienda de personas, deben de cerrar. Por ejemplo, las edificaciones que tienen una vocación comercial, y lo que tienen es un montón de gente tirada, durmiendo en colchonetas”.
BOMBA DE TIEMPO
Cabe destacar que también existen recintos bajo la ley en que conviven distintas personas en modalidad de alquiler de habitaciones en infraestructuras y sí tienen permisos de funcionamiento, como por ejemplo las pensiones.
Pero los dueños de las cuarterías se la juegan, habilitan cuartos o pequeños cubículos y hasta emplean instalaciones eléctricas hechizas para obtener dinero de alquileres.
De acuerdo con el Benemérito Cuerpo de Bomberos, precisamente las instalaciones eléctricas deficientes comprenden la principal causa de incendios estructurales, debido a que estas pueden generar cortocircuitos, que se producen principalmente porque los cables están mal ubicados o son muy viejos, creando este tipo de emergencias, que en varias ocasiones han significado la pérdida de vidas humanas.
Según los apagafuegos, las cuarterías no comprenden un lugar adecuado para residir debido a que incumplen la reglamentación urbana por lo que hacen un llamado de atención a la población en general.
“En primer lugar, debemos entender que en las cuarterías prácticamente no se cumple con ninguna disposición de la reglamentación urbana, de Código de Construcciones, de reglamento de manejo y todo lo demás.
En consecuencia, pasa lo mismo con la normativa del Cuerpo de Bomberos. Lo que pasa es que muchas veces estas estructuras son, por ejemplo, una vivienda que se diseñó para ese uso, pero luego el propietario o alguien decidió empezar a alquilar cuartos, entonces la carga eléctrica no está diseñada para esa cantidad de personas”, aseguró Allen Moya, jefe de Ingeniería de Bomberos.
De igual manera Moya señaló que otro de los graves riesgos que se dan dentro de estas cuarterías es que las personas empiezan a utilizar gas para cocinar dentro de los cubículos o cuartos, lo que convierte estas edificaciones en bombas de tiempo. “Estas personas empiezan a utilizar gas licuado de petróleo dentro de los pequeños cubículos, el gas debería estar afuera, estos no cumplen un montón de variables, por ejemplo, la cantidad de salidas, en estas estructuras por lo general se cuenta con una sola salida.