Muy enojados estaban ayer los costarricenses por las extremas medidas de seguridad, impedimento del libre tránsito y barreras de hierro colocadas en un perímetro de 200 metros a ambos lados de la avenida segunda y Paseo Colón, que obligó a muchas personas a realizar largas caminatas para buscar por todo el casco central las paradas de buses.
Muy enojados estaban ayer los costarricenses por las extremas medidas de seguridad, impedimento del libre tránsito y barreras de hierro colocadas en un perímetro de 200 metros a ambos lados de la avenida segunda y Paseo Colón, que obligó a muchas personas a realizar largas caminatas para buscar por todo el casco central las paradas de buses.
La cumbre del SICA quedará grabada en la mente de los costarricenses por las incomodidades, y el caos generado por las medidas de seguridad nunca antes vistas en el país.
Desde buena mañana los autobuses variaron el recorrido y miles de pasajeros perdidos buscando las paradas que por supuesto no estaban rotuladas al ser temporales. Luego fue cerrada la avenida segunda, pero desde La Merced hasta la entrada al Barrio Chino, a ambos extremos también se cerró, 200 metros de perímetro. Al ver a centenares de policías tomar la ciudad y cerrar las calles los comercios no tuvieron otra alternativa que cerrar sus puertas y darles el día libre a sus trabajadores.
A las 2 p.m las calles estaban desiertas, solo policías se observaban como si se tratase de una cuidad sitiada.
Para impedir el paso se colocaron barreras de hierro evitando que las personas cruzaran las calles.
La avenida central llena de comercios no se escapó al cierre y desde la calle 2 cerca de la librería Universal fue también cerrada con barreras de hierro, y custodiada por decenas de policías que apuraban a los trabajadores a salir del lugar.