La inyección que le colocaron y le provocó la muerte a Lillian Arias Prendas, de 55 años y paciente del Hospital San Juan de Dios, el martes 7 de agosto de 2012, tal como lo informó DIARIO EXTRA, fue catalogada por los médicos forenses y agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) como homicida.
Por esta razón la mujer de apellido Barrantes, exauxiliar de enfermería del Hospital Psiquiátrico, quien se vistió de enfermera y se valió de un carné vencido para llegar hasta el cuarto piso del hospital y aplicarle la inyección letal a quien fue su amiga, deberá enfrentar la demanda como principal sospechosa de homicidio.
Ricardo Marín, abogado de la familia de Arias, recalcó que el proceso de investigación ha culminado y ahora entrarán a la parte penal.
“Desgarrador ha sido todo este tiempo para los parientes. Ángela (la sospechosa) se atribuyó una potestad que solo Dios tiene. Por humanidad uno siempre tiene una esperanza de que los pronósticos médicos van a alargarse. La familia de la occisa no quería que ella muriera pronto, por lo que aún existe un trastorno”, recalcó Marín.
La fallecida permanecía internada en el centro médico, pues padecía de insuficiencia renal, la cual se genera cuando los riñones no son capaces de filtrar adecuadamente las toxinas y otras sustancias de desecho de la sangre.
Francisco Segura, director del OIJ, aseguró que Barrantes le inyectó cloruro de potasio. “Esto afirma la hipótesis que se manejaba desde un principio. Claro que se trata de un caso homicida, tomando en consideración los indicios que en ese momento se hallaron en el baño, las jeringas, así como el testimonio de una de las pacientes”, acotó.
Los exámenes que revelaron las sospechas de la policía se practicaron con el líquido extraído de los ojos de Arias.
Barrantes descuenta prisión preventiva, la cual se le vence en junio. Marín afirmó que en los 8 meses que han pasado no ha habido acercamiento de los familiares de Barrantes hacia sus representados.