Las tradiciones en algunas comunidades indígenas del país continúan siendo tan extremas que ponen en peligro la vida de sus habitantes. El agradecer a sus dioses utilizando el fuego y herramientas fabricados por ellos mismos, aunado a la adrenalina que sienten cuando entran en trance, parece ser lo que ocasionó un accidente en la reserva Cabécar en Grano de Oro Turrialba.
MENORES VÍCTIMAS
Caía la noche del lunes cuando se inició el rito, los aborígenes estaban celebrando al Dios Fuego, para ello encendieron una gran hoguera.
Cuando se inició la ceremonia rociaron el cúmulo de leña con canfín para que la fogata cobrara vida.
Sin embargo, al momento de encender la fogata algo salió mal y una gran explosión sobrevino, ocasionándole graves quemaduras a los niños. Alterados, asombrados y creyendo lo peor, apagaron el fuego y se dispusieron a curar a los heridos, quienes gritaban por el dolor.
Usando pomadas y medicamentos caseros lograron apaciguar el ardor de las quemaduras.
PERMANENTE DOLOR
Los tres menores pasaron toda la noche con las quemaduras expuestas y sin los cuidados médicos necesarios, hasta que un miembro de la comunidad optó por caminar montaña abajo al ver que los pequeñitos no mostraban mejoría.
Cuando llegó al pueblo de Grano de Oro corrió hasta el puesto de la Fuerza Pública quienes coordinaron acciones de rescate con un helicóptero de vigilancia aérea del Ministerio de Seguridad. Al llegar a la reserva un paramédico examinó a una niña de 4 y un menor de 8 años así como a un adolescente de 14 y de inmediato solicitó el traslado al Hospital Nacional de Niños y al San Juan de Dios.
CUIDADO PROFESIONAL
Una vez que aterrizaron en el aeropuerto Tobías Bolaños en Pavas fueron abordados por una unidad del Comité Metropolitano y Servicio de Rescate (COMSER) para ser trasladados a los distintos centros médicos.
“Atendimos a 3 menores de edad los cuales presentaban quemaduras producto de una aparente explosión. La primera niña (4 años) era la más delicada ya que tenía quemaduras en su rostro, la otra presentaba quemaduras en sus brazos y piernas, mientras que el joven lo atendimos con heridas en pies y manos. Todos estaban alertas, orientados y consientes, les administramos suero y analgésicos para calmar el dolor”, explicó Tony Chacón, paramédico.
En los centros médicos antes mencionados confirmaron que los pacientes se mantienen estables y bajo observación de los médicos quienes trabajan en las unidades de quemados para la respectiva curación de sus heridas.