Una vivienda se levanta con buenas columnas y materiales. En Costa Rica, desde el pasado 8 de mayo, sobre rutas de bienestar para las nuevas generaciones, inició la construcción de la “Gran Casa”.
Los costarricenses ya ni sabemos en qué casa vivimos. Pasamos en los últimos años de la “Casa de Cristal” a una al parecer no tan “ordenada” y ahora nos anuncian la “Gran Casa”, todas sobre un mismo suelo contaminado por buenas o malas decisiones, que hartaron y llevaron a cambiar a los tradicionales inquilinos, por uno más “piso de tierra”, afín a nuestra idiosincrasia y dispuesto a acabar con el comején en el sistema.
Pasaron los primeros 100 días de buena vecindad, un período intrascendente para el pueblo hasta la noche del 16 de agosto, cuando el primer ciudadano acompañado de las nuevas generaciones, rindió cuentas al país sobre lo hecho y lo que viene.
Claro está, no a todos cae bien lo anunciado, pero por hoy es una minoría, en esta luna de miel de realidades para los que respaldan su gestión o de populismo para sus opositores.
Rodrigo Chaves Robles, el vecino de La Soledad josefina, afincado desde mayo en la Presidencia de la República, es un convencido de que “ningún país puede soñar con el futuro si por las noches su gente vive desvelada por el hambre y la incertidumbre”.
Esa frase en su discurso golpea, impacta y angustia, cuando organismos internacionales como el Banco Mundial, FAO, Organización Mundial del Comercio, entre otros, alertan sobre la hambruna que caerá en los hogares por causa de los conflictos bélicos y sanitarios de todos conocidos.
Mario Lubetkin, representante regional de FAO para América Latina y el Caribe, dice en el diario El País español que “debemos aumentar las inversiones en los países afectados por el aumento de los precios de los alimentos, en especial aumentando la producción local de alimentos nutritivos. Se deben mejorar los instrumentos de información transparente para permitir un mejor análisis en la toma de decisiones en materia de seguridad alimentaria y nutrición (…). Se deben mejorar las políticas encaminadas a fomentar la productividad, la eficiencia, la resiliencia y la inclusión de los sistemas agroalimentarios en su proceso de transformación, que es el gran desafío que en perspectiva tiene esta región”.
Don Rodrigo dijo a sus hermanos y hermanas de nuestro gran hogar, al que llamó Patria, que “no pretendo engañarlos, compatriotas. La inflación, el aumento de precios de los alimentos, de las materias primas y de otros muchos productos, a causa de la guerra en Ucrania y otros factores, se extiende como una sombra y amenaza la calidad de vida de las personas en todas las naciones, y Costa Rica no es la excepción”. Entonces, Presidente, ¿por qué entregar en la construcción de la “Gran Casa” nuestra seguridad alimentaria básica al mercado internacional en lugar de fomentar la producción local de alimentos nutritivos en este hogar al que llama Patria?