Ante todo, recuerde que esta nota es de carácter absolutamente informativo, por lo que debe consultar a un profesional sobre cualquier duda, decisión o cambio respecto a algo que haya leído. Además, toda bebida que lleve alcohol debe consumirse con moderación, sino puede resultar perjudicial y tener un efecto contrario a los posibles beneficios, e igualmente la gran mayoría de nutricionistas y sanitarios desaconsejan cualquier consumo, aunque bien dicen que “cuando el río suena…”. Como pronto inician las fiestas y reuniones con motivo de las celebraciones de fin y principio de año, durante las cuales por lo general estamos expuestos al consumo de bebidas de todo tipo, es propicio conocer cuáles nos pueden aportar algo positivo, y el whisky es uno de los tipos de licor que más beneficios parecen brindar al consumirlo, pero de forma moderada, lo cual hace que sea uno de los más apetecidos.
Menor aporte calórico: Cualidad que sin duda le coloca como favorito de muchos, y es que, si lo pasamos a comparar con otros cócteles o vinos que puede encontrar en cualquier supermercado, su contenido en azúcar es muy bajo. Debido a esto se convierte en uno de los mejores alcoholes que puede consumir si está a dieta o mirando calorías y no quiere renunciar algún día puntual a tomar socialmente una bebida con alcohol.
Su corazón se beneficia: Según un estudio publicado en la revista British Medical Journal, el consumo moderado de whisky se asocia a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares respecto a bebedores y no bebedores. Esta bebida alcohólica podría ayudar a que no se creen coágulos en la sangre y que las posibilidades de subir cualquier tipo de accidente cardiovascular no solo no aumenten, sino que comiencen a disminuir. Ello hace que el riesgo de infarto disminuya y que baje el colesterol.
Contra el cáncer: Este es un tipo de alcohol que cuenta con antioxidantes, sobre todo con uno muy importante conocido como ácido elágico, el cual provoca que el ADN del cuerpo no esté en contacto con los compuestos que se supone producen el cáncer, haciéndolo una posible ayuda en la prevención de cáncer.
Disminución del riesgo de demencia: De acuerdo con un estudio de 2003, publicado en National Center for Biotechnology Information U.S., adultos que consumieron de una a seis bebidas con alcohol a la semana, tuvieron un menor riesgo de incidencia de demencia respecto a los abstemios o personas que consumían de siete a trece bebidas a la semana. – Reduce las posibilidades de apoplejía: Según el experto Dr. Kenneth Cooper, autor de “Colesterol Control”, algunos estudios indican que un consumo moderado de alcohol puede aumentar el nivel del colesterol bueno HDL. Sin embargo, la mayoría de organizaciones médicas no recomiendan para ello el consumo de alcohol, dado que se corre el riesgo de beberlo en exceso y ello propicia un impacto negativo para la salud. La realización de ejercicio regularmente, no fumar, perder peso y comer menos grasas saturadas o comida procesada son medidas mucho mejores y adecuadas para elevar el colesterol bueno que beber.
Combate el estrés: Una porción de whisky puede ayudar a reducir el estrés, la ansiedad y relajar el cuerpo. Permite mejorar la circulación y oxigenar el cuerpo. Por ello en un momento puntual, su toma puede ayudar a calmar los nervios producidos por el estrés, pero hay que ser consciente de que su consumo debe ser moderado y en casos muy puntuales, si uno lo toma como rutina o algo habitual, puede correr el riesgo de beber más de la cuenta o crearse una adicción a la bebida, lo que puede causar un problema muy grave a su salud. Bueno para los procesos de digestión: Históricamente, se ha usado en diversas culturas como un digestivo, después de una comida pesada, consumir un trago podría favorecer que se procesen los alimentos, así como frenar el apetito o ganas de comer en exceso. Finalmente, cabe resaltar que un consumo descontrolado de whisky puede provocar daños irreparables al sistema digestivo.