El 30 de julio se cumplieron 125 años de que el entonces presidente de la República, don Bernardo Soto, mediante el decreto ejecutivo N° 65 de 1888, declaró inalienables las montañas del volcán Barva, ya que ahí tienen origen los manantiales que abastecen de agua a Heredia, así como amplios sectores de Alajuela, Puntarenas y del Área Metropolitana.
Una extraordinaria visión de futuro del citado gobernante, quien nos dejó una gran lección sobre cómo proteger la naturaleza, por encima de intereses económicos, políticos o de cualquiera otra índole.
Esta fecha se debió haber declarado desde hace mucho tiempo como Día Nacional del Volcán Barva, para recordar a las nuevas generaciones los esfuerzos que se realizaban en Costa Rica hace más de un siglo para la preservación de nuestros recursos naturales.
Este añejo mensaje debe calar hondo en las nuevas generaciones para la protección del más importante elemento de la subsistencia humana como es el agua.
Es injusto, irrespetuoso e irresponsable el proceso de contaminación que están sufriendo nuestros ríos, arroyos y manantiales por causa de actividades humanas.
Sea por intereses personales, políticos o por incompetencia de ciertas instituciones, muchas veces no se hace cumplir las leyes vigentes para evitar este inmenso flagelo de la contaminación de nuestras fuentes de agua.
Cada día que pasa muchos miran con indiferencia cómo se contaminan y sobreexplotan los mantos acuíferos, porque no somos capaces de exigir acciones urgentes. Todavía estamos a tiempo, ya que de no hacerlo hoy, mañana puede ser muy tarde y las futuras generaciones pagarán muy caro esa indiferencia.
Lo más triste es que ni los barveños, heredianos y los sectores de Alajuela, Puntarenas y el Área Metropolitana que disfrutamos del agua que genera estas montañas, conjuntamente con el desarrollo social y económico que eso conlleva, no hemos tenido la iniciativa de exigir respeto al espíritu del legado histórico de don Bernardo Soto.
Valga la ocasión para recordar el mensaje ubicado a la entrada del Parque Nacional Volcán Barva: “solamente cuando se haya envenenado el último río, cortado el último árbol y capturado el último pez, el hombre se dará cuenta que no se puede comer dinero”.
La oportunidad también es propicia para solicitar a los señores diputados la aprobación de una ley que le dé rango constitucional al agua como derecho humano.
Desde hace muchos años, comprendí la importancia del recurso hídrico para la subsistencia de la humanidad, y es por eso que a lo largo de este tiempo he tenido la oportunidad de participar en foros, charlas, seminarios, cursos y conferencias sobre este tema. En todas estas actividades se han expuesto los gravísimos problemas que vive Costa Rica y el mundo en general, por causa del mal uso que se le da al agua, sea por abuso, sobreexplotación, contaminación de mantos acuíferos, descoordinación interinstitucional y muy especialmente en lo que se refiere a disponibilidad para la explotación.
Frecuentemente se autorizan proyectos habitacionales, industriales, agrícolas y otros, sin contar con verdaderos estudios técnicos y sin considerar el necesario equilibrio entre desarrollo económico y social que debe prevalecer. Es así que se olvidan los esfuerzos realizados por nuestros antepasados para darle sostenibilidad y continuidad al recurso hídrico.
Pese a existir gran cantidad de leyes, decretos e instituciones relacionadas con el manejo de este recurso, nuestro país se ha visto envuelto en procesos de desarrollo sin una verdadera planificación, que nos ha llevado a una inaplicabilidad de la legislación existente. Bien señalaba en un artículo periodístico el Lic. Juan José Sobrado, “leyes hay, lo que hay que hacer es aplicarlas”.