Mujer, tu valor como persona no depende de lo que haces, sino de lo que eres, una mujer.
Por lo tanto, no ocupas ser una increíble o excelente madre, esposa, abuela o hija para que tengas un valor, tampoco necesitas ser perfecta ni ser una buena cocinera o ser la mejor profesional para que ten den valor, tampoco trabajar y estudiar duro para luego llegar muerta de cansancio a casa a hacer oficios domésticos para así entonces valer, es importante que entiendas esto: ya vales por ser tú, por ser mujer. Está bien hacer las cosas con excelencia, pero tu valor no depende de eso, tú misma no cometas el error de colocar tu valor en las tareas que realizas.
Es liberador saber que no debes “ser alguien” o “hacer algo” para valer, ya vales en ti misma, es más, no ocupas que alguien te valore, ya sea tu pareja, hijos, nietos o padres, pues la verdad es que tu valor no depende de que alguien te valore, y si vamos más profundo en esto, aunque tú no te valores, aun así, vales, ya que el valor no está condicionado a que creas o no esta verdad, tienes un valor dado por Dios, que, aun cuando tal vez no estés consciente de eso, aun así vales y vales mucho.
Vale la mujer profesional y la que no lo es, vale la niña, la joven, la adulta y la de tercera edad, vale la que es madre y la que no, vale la que tiene dinero y la que es pobre, la que es divorciada, la casada y la soltera, vale también la que viste de marca y la que viste con humildad, pues tú vales más que tu ropa, tus zapatos y maquillaje (no importa qué tan costosos sean estos), también vale la que tiene necesidades especiales y la que no las tiene, vale la que ha sido maltratada y abusada y la que no lo ha sido, vale la mujer que ha sido amada y aquella que no, y atención a esto, tú vales, aunque hayas cometido errores, aun así vales, porque aunque hayas fallado, tu valor no está condicionado a tus equivocaciones, porque a pesar de estas sigues valiendo como mujer.
Y deseo aprovechar este espacio para pedirte perdón en nombre de todas aquellas personas, hombres o mujeres, que siendo padres, pareja, hijos, nietos, jefes o líderes te hirieron, golpearon, abusaron, abandonaron, te ofendieron, agredieron, pisotearon y te quebraron el alma, porque no merecías este trato, perdón porque no te supieron amar, proteger, valorar ni dignificar como tú lo merecías.
Sabes que lo más hermoso del valor es que lo disfrutes, lo sientas, esto con el propósito de que te celebres a ti misma. Comienza a amarte en una forma que nunca te habías amado, a valorarte en una forma que nunca te habías valorado, a protegerte como nunca lo habías hecho, porque en esto del valor no vales por lo que haces, sino por lo que ya eres, tú, una mujer.
*Consejero familiar
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