Brasilito.- El 5 de septiembre de 2012 a las 8:42 a.m. permanece en la memoria de cientos de guanacastecos.
Esa mañana se registró un terremoto de 7,6 grados Richter y hubo múltiples consecuencias en la provincia: pueblos incomunicados, daños en infraestructura y lamentablemente dos personas fallecidas.
A lo anterior se suman decenas de centros educativos severamente dañados. Algunos fueron demolidos y a la fecha no los construyen, otros ya se acostumbraron a impartir clases en ranchos, iglesias o salones comunales.
Estimaciones señalan que más de 5.000 estudiantes reciben lecciones en esas condiciones.
Otros esperan sentados que la Dirección de Infraestructura y Equipamiento Educativo (DIEE) del Ministerio de Educación Pública (MEP) les resuelva.
Mientras que centros como la Escuela de Brasilito en Santa Cruz, Guanacaste, han solucionado por la intervención de empresas privadas de la franja costera.
Afirman que si no fuera por hoteles e inversores turísticos de la zona, más de 200 estudiantes estuvieran metidos en galerones.
“Lo que tenemos son cuatro aulas provisionales que fueron donadas por una empresa privada, un hotel de la zona. Si no fuera por ellos, quién sabe dónde estaríamos. El Ministerio de Salud incluso nos clausuró.
En el 2012 el terremoto nos afectó bastante. Se destruyeron las paredes de la vieja escuela, el piso quedó resquebrajado, las aulas estaban torcidas y el piso totalmente despedazad. Era imposible que nosotros pudiéramos estar ahí. No se podía.
Cuando pasó eso tuvimos que acomodar más de 200 niños en un salón comunal en pésimas condiciones. Gracias a Dios hace un año nos donaron estas instalaciones. Son chiquiticas, pero bien bonitas. Hemos tenido que acomodarnos. Tenemos que meter casi 50 niños por aula.
Estamos sobregirados, pero al menos estamos acomodados. Nos faltan pupitres. Algunos se los comparten entre sí. Otros se sientan en el escritorio de la maestra… Pero le digo algo, estamos mejor que antes”, relató Wendy Meneses Duarte, presidenta de la Junta de Educación de la Escuela de Brasilito, a DIARIO EXTRA.
Actualmente el centro educativo alberga a 180 estudiantes y previo a la donación el sol guanacasteco, los aguaceros, las inundaciones y otras condiciones impedían que los escolares estudiaran en las mejores condiciones.
El Periódico de Más Venta en Costa Rica consultó al MEP cuántos centros educativos aún no se han construido y no se han rehabilitado desde el terremoto de 2012.
Solicitamos conocer cuántos centros educativos operan en salones comunales y si tenían conocimiento de estudiantes que reciban lecciones a la intemperie, no obstante, al cierre de edición no recibimos respuestas.
También pedimos saber la cantidad de convenios suscritos por el MEP con empresas privadas de Guanacaste para habilitar espacios y cuántas instalaciones han sido donadas a dicha cartera para impartir lecciones, no obstante, tampoco hubo respuestas.
“En nuestra escuela hay chicos desde preescolar hasta sexto grado. Las condiciones eran deplorables: aguantaban calor, lluvias, bulla de los vehículos. Si no hubiera sido por privados, no tendríamos nada. Estamos esperando que el MEP nos presente un diseño.
Hemos tenido que esperar 12 años para eso. Nos dicen que de la construcción ellos se encargan y estaría en unos cinco años. Hay que ver si para 2029-2030. Supuestamente la construcción dura 18 meses. ¡Ver para creer! Ahora toca esperar mientras está la nueva escuela”, expresó Meneses.
La escuela espera construcción, al igual que otras en Nicoya, Hojancha, Nandayure y el Golfo de Nicoya.
Papeles van y vienen de Santa Cruz a San José, mientras tanto, los estudiantes se la juegan en instalaciones donadas.