En la jornada 1 del actual campeonato el primer gol lo hace el portero Mauricio Vargas en la derrota de su equipo Guanacasteca 0-2 ante Herediano. Esta situación se da también en el campeonato oficial de primeras divisiones de la Liga Nacional de Fútbol, el 3 de julio de 1921, cuando La Libertad vence 1-0 a Sociedad Gimnástica Limonense en La Sabana de San José.
Los caribeños llegan en tren con algunos elementos de primeras y segundas divisiones para completar su nómina y ante unos mil quinientos espectadores capitalinos muchos suponen un marcador alto con juego fácil para los experimentados libertos, pero no es así.
Desde el principio el encuentro es de dominio capitalino y control caribeño, pero justo cuando está por finalizar la primera parte se viene el lance más polémico: el goalkeeper limonense Carlos Alfaro apaña el balón y ante la arremetida de los forwards libertos da media vuelta debajo del marco con la bola asida entre manos y pecho, traspasando la línea de su propia meta y cometiendo el fatídico gol, siendo luego empujado hasta quedar dentro de la casa sin soltar el esférico.
Al día siguiente el reportero del periódico La Prensa publica todo el detalle en su crónica.
“Resulta que el goal (el portero), por lerdo, por temor o nerviosidad, o por lo que se quiera, dio media vuelta, con la pelota en las manos, quedando de espaldas a la cancha. Con este movimiento la pelota entró a la casa (el marco) y el goal estaba hecho aunque aquella no se desprendiera de las manos del jugador. Claro está que las manos por las circuntancias del juego tienen en ese caso que estar más adelante que el cuerpo y estando el goal (el portero) en el límite de la cancha y la casa (el marco) es lógico que la pelota quede dentro de esta. Desde luego está hecho el punto o goal”.
Los primeros dos puntos de liga se dan merced a un gol tremendamente polémico en la historia de nuestro fútbol en donde incluso los limonenses recurren el partido días después, pero el Tribunal Supremo rechaza la apelación y ratifica el triunfo josefino.
Por décadas los compañeros de los forwards libertos sostendrán que el gol lo hace alguno de sus delanteros y que la apelación es por supuesta invasión de un aficionado en esa jugada, pero son evidentemente testimonios para defender su triunfo de manera más honrosa al tomarse en cuenta que según la historia y documentación periódica el portero se mete dentro del marco con la pelota atrapada a su pecho, decretando el autogol definitivo del partido.
La historia es imborrable con el tiempo como las mismas fuentes periódicas en el sitio lo describen: gol en propia meta de Carlos Alfaro al término del primer tiempo.
Hay más de un siglo entre el autogol de Carlos Alfaro y el autogol de Mauricio Vargas en el inicio de un campeonato y aunque no sabemos cuánto tiempo pasará para una situación tan particular por ser guardametas, sí podemos afirmar que la historia está documentada como un relato vivo de los hechos, precisamente porque la historia es de todos.
*Periodista deportivo y documentalista