En Canalete de Upala hay un tema en boca de todos. De unos días para acá la situación económica del país quedó de lado, así como los problemas comunales.
En Canalete de Upala hay un tema en boca de todos. De unos días para acá la situación económica del país quedó de lado, así como los problemas comunales. Ahora solamente se habla de “Jo”; sí, de José Guillermo Ortiz Picado, delantero de la Liga Deportiva Alajuelense quien anotó su primer gol con los manudos en los 90 minutos por la Vida, actuó de cambio en el clásico y marcó oficialmente contra Uruguay de Coronado y Puntarenas.
¡Quién más que una madre para describirlo a uno!, por eso buscamos a doña Juanita Picado, la mamá de este manudo de 20 años de edad, a quien encontramos cuidando sus gallinitas. Ella ya está pensionada, después de trabajar toda su vida como cocinera en comedores escolares. Vive con su esposo Ramón, él trabajó en redes eléctricas y ambos se sienten orgullosos de sus hijos Douglas, Patricia, Marisol, Yerling y José Guillermo.
¿Qué opina de cómo le va a su hijo en la Liga?
Yo todavía no me lo creo. Ya casi no tenía esperanza pues desde los 11 años se fue para allá. Cuando me dijeron que lo subían a Primera fue una sorpresa. A los 11 años el papá y el hermano lo llevaron a hacer una prueba y se quedó.
¿Fue duro dejarlo irse tan pequeño?
Sí, pero gracias a Dios se fue a vivir desde los 12 años a Desamparados de Alajuela con una hermana.
¿Cómo era de chiquillo?
¡Viera usted!, tenía juguetes de todas clases, pero solo quería la bola. Había que andar jalándolo de la plaza, solo bola y bola. Nunca lo dejé jugar dentro de la casa (risas) pues tenemos un buen patio.
¿Cuántas gallinas tiene?
Tengo unas seis gallinitas, son pocas, apenas para los huevitos de la casa.
¿A qué edad tuvo José Guillermo sus primeros tacos?
Fue para un campeonato de la escuela, estaba en quinto grado y se los compramos para un torneo.
¿Qué le dicen los vecinos?
Ellos están más alegres que yo, solo nos hablan de eso. Nos felicitan y desean éxitos y que siga así de humilde como ahora.
¿Siempre su hijo ha sido así tan tímido?
Sí, siempre. Le pasa las mías, él anda como escondiéndose. ¡Viera cuando ve cámaras o micrófonos!
¿Le tienen algún apodo de cariño?
Sí, solo “Jo” le decimos. Es por ser diminutivo de José.
¿Qué les dice “Jo” de lo que está viviendo?
Que está muy contento, como soñando. Que le parece que es mentira donde está y lo que ha hecho.
¿Cómo le ha ido en los estudios?
Ahorita está sacando el cuarto año porque por eso del fútbol se me ha retrasado. Todos los días lo primero que le digo es que saque el bachillerato y no deje los estudios, para que tenga con qué defenderse.
¿Qué extraña él de Upala?
Los amigos, andar en bicicleta y la comida. Viera cómo le encantan las chorreadas, le gustan las dulces. Cuando viene se da unas comidotas.
¿Alguna vez él lloró por no tenerlos cerca?
Sí, cuando el hermano o el esposo de mi hija lo regañaban. Decía que le hacíamos falta.
¿Cómo fue la infancia de esta promesa manuda?
Estudiaba y jugaba bola. También montaba a caballo pues el papá y el tío tienen caballos. Andaba por todos los potreros.
¿Cuáles metas tiene?
Dice que le está poniendo por la Sele, sueña con estar ahí y ahora en eso de la Concacaf que la Liga va a salir.
¿Quiere ayudar a la familia?
Sí, sobre todo a las chiquillas que no han terminado la carrera y al hermano Douglas le quiere dar una casita. Para él dice que más adelante, pues tiene novia, pero no piensa todavía en matrimonio. Nosotros, gracias a Dios, tenemos casita.
¿Lo tiene encomendado a algún santo?
¡Claro!, yo se lo pongo a la Virgencita de Los Ángeles, para que me lo cuide. Eso lo hago desde que se fue, a los 11 años.