• Marco Vinicio Ruiz habla sobre 5G y vínculos multilaterales
Costa Rica, como la mayoría de los países, está a la expectativa de lo que sucederá en Estados Unidos (EE.UU.) el próximo martes, cuando se elija al próximo presidente entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris.
Para comprender cómo los comicios en la nación norteamericana pueden afectar la vida en suelo nacional, Grupo Extra conversó con Marco Vinicio Ruiz, quien fue ministro de Comercio Exterior (Comex) durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio entre EE.UU., Centroamérica y República Dominicana (2006-2010), para luego destacarse como embajador en China (2010-2014).
Según señala, los temas directos de la región no tienen mayor importancia en el proceso electoral estadounidense, sin embargo, sus posibles consecuencias en las relaciones globales sí que pueden afectar a Costa Rica.
Este es un extracto de la conversación.
Independientemente del resultado, ¿qué efectos pueden tener las elecciones en EE.UU. sobre la economía costarricense?
– Podríamos hablar expresamente sobre la economía costarricense, pero es muy importante analizar el impacto global que tendrá quien sea electo el próximo presidente de EE.UU. Hay temas muy complejos que se deciden en esta elección, conflictos bélicos en diversas partes del mundo, la guerra en Ucrania, el conflicto de Israel con Irán, Siria y Líbano, a lo que se le suma el tema de la relación con la República Popular China, así como con Taiwán. Hablo de estos aspectos, que afectan tremendamente el ambiente de negocios a nivel internacional.
¿Temas de la región no pesan tanto?
– Los temas de Latinoamérica son marginales y mucho más los relacionados con Costa Rica, si uno ve los debates y las diferentes opiniones está siempre el tema de Israel presente, porque tiene un impacto enorme en muchos grupos importantes de donantes, de gente influyente en EE.UU. El tema de Ucrania y Rusia también tiene implicaciones y con China, aunque los candidatos pueden tener una postura parecida, parece que ya hay una dirección clara para poner impuestos a las importaciones chinas. El tema Taiwán no es lo mismo, a Trump no lo hemos sentido tan alineado con Taiwán en caso de una confrontación, a la señora Harris sí la vemos más comprometida. Todos estos temas tienen un impacto.
Igualmente, dentro de este contexto global, ¿cómo puede afectar a Costa Rica?
– En primer lugar, el ambiente de inversión. Si hay conflictos a nivel internacional, estos tienen un impacto en cómo se da la inversión y se han dado algunas señales importantes, como que el Gobierno anterior de Trump señala que él quiere que las inversiones importantes regresen a los EE.UU., por lo que debería suponerse que en una nueva Administración de Trump no será visto con tan buenos ojos el traslado de inversiones a Costa Rica.
¿Y en una eventual Administración Harris?
– En el caso de un Gobierno del Partido Demócrata ya se han dado programas interesantes de convertir a Costa Rica en un aliado estratégico para la producción de microprocesadores o para que sea parte de esa cadena de valor, más bien, buscando desestimular las inversiones en Asia y traerlas a esta parte del mundo. Eso se puede ver como algo positivo.
Eso en inversión extranjera directa, ¿pero con otros temas?
– Si Trump gana posiblemente no debería de haber ningún impacto en el turismo, igual con Harris, que es una de las fuentes importantes de ingreso de divisas extranjeras al país. Las diversas agencias internacionales han dado cuenta de que el tráfico de drogas en Costa Rica está generando un ambiente de inseguridad muy fuerte, ese es un tema que habría que analizar y en general son las dos áreas que más me preocupan.
¿Qué pasa con el tema de las exportaciones?
– Creemos que tenemos una relación basada en el Tratado de Libre Comercio y no hemos visto interés en cambiar ese tratado sustancialmente, a la fecha los EE.UU. siguen siendo nuestro principal socio comercial. Todos los tratados pueden revisarse, pero uno tiene que medir el músculo que tiene. En lo personal prefiero quedarme así como estoy que abrir la puerta para que nos puedan meter cosas que no queremos.
¿No se podría ganar más con una renegociación?
– He escuchado por personas allegadas al sector de lácteos y azucarero que ya se les está venciendo el tiempo y por eso deberíamos renegociar. Digamos que vamos a dar esa concesión, pero ¿a cambio de qué? Cuando uno entra en una negociación comercial no es solo lo que yo quiero, sino lo que estoy dispuesto a dar, es ahí donde creo que no veo el ambiente para una renegociación.
¿Eso sin importar quién gane las elecciones?
– El Congreso de los EE.UU., menos en época electoral, está pensando en renegociar los tratados comerciales, por más que el presidente quiera y haga presiones, es el Congreso el que decide sobre parte de la política comercial. Los congresistas son muy poderosos y lo que siento es que, mal que bien, los veo más del lado proteccionista que del lado aperturista.
Sobre las relaciones EE.UU.-China, ¿cómo podrían afectar a Costa Rica?
– Creo que la estrategia que hemos seguido como país en materia de relaciones internacionales, incluyendo las diplomáticas y las comerciales, fundamentalmente ha sido correcta. Costa Rica tiene que comerciar con el mundo, el temor que uno tiene es poner todos los huevos en una misma canasta. Hoy por hoy no hay duda de que nuestra relación comercial por excelencia es con EE.UU., pero eso no implica que nosotros no podamos abrir la posibilidad de tener relaciones con las zonas más dinámicas comerciales del mundo.
¿Las relaciones de Costa Rica con China se pueden afectar?
– Establecimos relaciones diplomáticas con China hasta 2007. Estuvimos cegados por muchos años porque se consideraba que se está con Taiwán o se está con China. Una vez que se tomó una decisión, que fue la correcta, hemos visto a un país que ha crecido y está llamado a ser la economía más grande del mundo en los próximos 10 años. Obviamente esto preocupa a los EE.UU. y hay grupos dentro de ese país que luchan por mantener la hegemonía mundial, ahí está el detalle. Nosotros no debemos caer en que eso de blanco o negro, o sea, si yo soy amigo de los EE.UU. no soy amigo de China, eso es lo que tenemos que evitar.
Pero ya estamos cayendo en eso con el tema de la 5G.
– Para mí eso es un error y lo dije públicamente: lo de 5G no debió suceder. Porque, en primer lugar, Costa Rica tiene acuerdos internacionales suscritos y aparentemente esto se ha olvidado, a algunos personeros del Gobierno no les interesa la institucionalidad del país, yo sí creo en ella y como costarricenses nos ha costado muchos años lograr cierta credibilidad internacional. Si EE.UU. vino aquí a pedirle a Costa Rica que no dejara entrar a China por un tema de peligro, yo lo que hubiera dicho es: “mire, aquí hay institucionalidad, pongamos un recurso, veamos qué hacemos y que fallen las cortes”, pero se inventaron un asunto y un Convenio de Budapest e internacionalmente hemos caído en un ridículo y eso se va a caer, es cuestión de tiempo, nada más.
¿Pero se ve una distancia entre EE.UU. y China?
– Recuerdo una conversación que tuve con el entonces embajador de los EE.UU. en China en 2010, quien también era empresario y me dijo: “todos los estados de EE.UU. tienen oficinas comerciales directas en China” y si uno ve bien, las más grandes compañías norteamericanas tienen inversiones enormes en China. Por supuesto que hay ciertas áreas que se presentan en conflicto desde que Henry Kissinger y Richard Nixon establecieron la relación en aquel momento con Mao Zedong, pero siempre se dijo que el mundo necesita una buena relación entre esos dos países y lo que tenemos que abogar es porque haya una cooperación.
¿Qué debe hacer Costa Rica?
– Hay, en estos momentos, una disputa por la hegemonía mundial, pero nosotros no debemos comprometernos a lo que no podemos hacer. Si hemos firmado tratados con EE.UU. y con China, que son conocidos porque se hacen bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio y queremos sacar algún elemento, como el 5G, tenemos que hacerlo de manera transparente, no inventándome un convenio que nada tiene que ver y eso ya lo ha señalado la misma Sutel (Superintendencia de Telecomunicaciones), la Contraloría General de la República y otras instituciones.