Como le sucedió contra el Real Estelí, Saprissa volvió a mostrar una mala imagen a nivel internacional al caer derrotado 2-3 en casa frente al Philadelphia Union, en el partido de ida de la ronda preliminar de la Copa de Campeones de Concacaf.
Este resultado deja al Monstruo obligado a una proeza en el juego de vuelta si quiere evitar una tempranera eliminación.
La S hizo un buen primer tiempo, generó situaciones para adelantarse en el marcador, pero le faltó precisión en el remate final.
Yoserth Hernández se encontró un rebote en el área y con el marco de frente remató por encima del horizontal al minuto 13’. Al 19’ un cabezazo de Luis Díaz pasó rozando el vertical tras una pésima salida del portero Andre Blake.
Los dirigidos por Vladimir Quesada encontraron el gol en un doble horror del cuadro norteamericano.
El noruego Jakob Glesnes devolvió el balón de manera arriesgada a su guardameta casi desde la mediacancha, Andre Blake midió mal el pique del balón, saltó para intentar detenerlo con el pecho y se le fue por debajo de las piernas. Autogol y ventaja morada al 28’.
La anotación despertó a los estadounidenses y empezó a derrumbar a un cuadro morado que fue bajando peligrosamente la intensidad hasta desplomarse por completo en la etapa complementaria.
Saprissa perdió la posesión de la pelota y la fluidez en el juego. A eso le sumó una fragilidad defensiva alarmante.
Los visitantes, un equipo en plena pretemporada, se soltaron a jugar en la segunda parte y le dieron vuelta al resultado con un triplete del argentino Julián Carranza, todos en complicidad con una floja resistencia de los centrales morados.
Gerald Taylor, en una jugada a puro coraje, descontó al minuto 89 y le dio algo de vida al Monstruo, que deberá ganar 2-0 en el juego de vuelta en Estados Unidos para meterse en octavos de final.