En mis andanzas por las localidades Katsi, Yorquín, Shiroles, Amubri, Gavilán Canta, Coroma, Amubri, Sepecue y Amubri de Talamanca hay dos aspectos relevantes que no olvido.
El primero de ellos era conocer de primera mano el criterio de vecinos sobre el famoso avión TC48 que transportaba cadetes argentinos.
Mi abuela materna, Talía Rojas Elizondo, es la maestra que citó a los medios de prensa pormenores sobre el accidente y los supervivientes y me contó la verdadera historia cuando tenía 14 años.
El otro aspecto es sobre el indio médico brujo Vicente de Sibujú.
Quería conocer los motivos que tenían numerosos peregrinos, independientemente de su nivel económico, social, religioso, cultural y profesional; muchos de los cuales eran jóvenes australianos, norteamericanos y europeos.
En una de estas andanzas observé como obligó a una persona con muletas a caminar 4 kilómetros desde Shiroles a Sibujú y hacerlo quedarse 2 días para sanarlo de su discapacidad en sus piernas y además dejara de tomar guaro.
Pues resulta que en horas de la mañana del día siguiente, en su consultorio lleno de telarañas obligó al enfermo a desnudarse, tomarse el litro de cacique.
Posteriormente chilillarlo con unas matas de ortiga.
El peregrino caminó y no tomó más licor por ese momento.
Cualquier parecido con mis colegas politólogos y casas encuestadoras, expertos y expertas en predecir el resultado de las recientes votaciones con el indio médico brujo Vicente de Sibujú de Talamanca es mera coincidencia.
* Politólogo