El latinoamericano que más éxito ha tenido en la lucha contra las poderosas y criminales mafias del narcotráfico es el general colombiano Óscar Naranjo.
Lideró el Grupo Especial que eliminó a Pablo Escobar, el legendario “capo de capis” que acumuló una descomunal fortuna y ofreció, cínicamente, pagar la deuda externa de Colombia. Después desbarató a los carteles mafiosos más peligrosos de su país y, retirado del servicio activo policial, fue el negociador clave para alcanzar, en el gobierno de Juan Manuel Santos, los Acuerdos de Paz con las FARC que hoy, lamentablemente, se encuentran debilitados, mientras en Colombia se han triplicado los cultivos ilegales de coca y los carteles mexicanos han asumido la comercialización internacional de la cocaína.
Conocí al general Naranjo en Bogotá, durante mi ejercicio como ministro de Seguridad Pública y, en coordinación con la Policía Nacional de Colombia, organizamos el Curso de Comisarios y capacitamos, incluso con su presencia, a los altos mandos de nuestra Fuerza Pública. Muchos de esos oficiales están al mando de nuestros valientes y abnegados policías y al servicio de Costa Rica.
En un reciente programa de CNN, este condecorado y famoso policía expresó que, para combatir con éxito al narcotráfico, además de acciones policiales contundentes y focalizadas, se necesitaban efectivas “políticas sociales”.
En esta lucha, son tres ejes básicos y fundamentales de prevención, contención y represión y en todos estamos fallando irresponsablemente:
1.- Nuestra Fuerza Pública (incluida la PCD) y el OIJ no tienen presupuesto suficiente, ni el número de efectivos policiales necesarios, bien capacitados, armados y con salarios correctos, pólizas de seguro y futura pensión digna, tecnología e información actualizada, capacidad de movilización y más presencia en las calles y el territorio, para llevar a cabo acciones focalizadas y contundentes, planificadas y coordinadas contra los narcotraficantes.
Hacen todo lo que pueden y mucho, con enormes limitaciones presupuestarias.
2.- Las “políticas sociales” de nuestro Estado social de derecho fueron desfinanciadas y eliminadas por el Poder Ejecutivo. Igualmente, el principio de “justicia pronta y cumplida” desapareció como norma constitucional obligatoria en el Poder Judicial y en la Asamblea Legislativa se ha avanzado en promulgar necesarias reformas a la legislación penal, pero falta actualizar y fortalecer la Ley General de Policía.
3.- El narcotráfico es un delito transnacional y el país no puede solo. Necesitamos activa cooperación internacional policial y de seguridad, entre los países productores de cocaína y los países “grandes consumidores”.
¡Hay que cambiar de rumbo! O terminaremos de narcoestado y país fallido.
¿Y usted qué opina?