La violencia más dañina, no es la física y directa, sino la indirecta, lo que Johan Galtugn denomina “violencia estructural”. Los problemas de nuestros países centroamericanos, no tienen su origen en un sentimiento de maldad generalizado en la población (gobiernos, como si esto fuese posible sin ninguna explicación…), ni tampoco en la falta de capacidad bélica del gobierno, sino en una estructura que no permite a las personas ser, desarrollarse, vivir como desearan.
Galtung define violencia estructural como “la condición en la que un ser humano no puede realizar al máximo todas sus capacidades, por culpa de factores externos”. En Centroamérica tenemos muchos factores externos (Estructura), que no nos permite desarrollar todas nuestras capacidades y potencialidades. Para citar solamente algunas:
Un modelo económico injusto: neoliberal, que se basa en un supuesto básico: el equilibrio del mercado. Nos vende la gran falacia de que el mercado es capaz de regularse solo y que los recursos simplemente se mueven de un lado a otro, generando equilibrio y pleno empleo. Sin embargo.
¿Dónde quedan las ganancias? Qué provoca la alta acumulación de dinero en pocas manos. Muy fácil, la falacia del libre mercado no es más que eso, una gran mentira. Para que el mercado fuese libre, no debería existir barreras para ningún factor de producción, como lo es por ejemplo, la mano de obra, el trabajo y aquí es donde yo me pregunto: ¿Qué significan las políticas migratorias fuertes y rígidas que existen a nivel mundial? Y especial énfasis merece la política migratoria estadounidense hacia la zona mesoamericana. ¿Acaso esto no es una barrera al mercado? Es decir, lo que tenemos no es libre mercado puro ni siquiera (Que por supuesto ni aunque lo fuera, sería capaz de equilibrarse de manera justa), sino neoliberalismo, que significa mucha plata para pocos, poca plata para muchos. Menos del 10 % de la población mundial tiene más del 95 % de los recursos. En el mundo se producen alimentos para más de 9000 millones de personas, y si solo existimos 7000 millones, ¿Por qué seguimos hablando de crisis alimentaria? Los países desarrollados desperdician el 80 % de los alimentos, esa es la razón. Los datos que aporto son de diferentes Organismos Internacionales, como FAO, PNUD… Centroamérica no es la excepción y sufre las consecuencias.
Una estrategia de seguridad ineficiente: pues se centra en la violencia física directa y no en la violencia estructural. No ha entendido que los problemas no se solucionan con policías solamente, sino que requieren planes educativos a los que toda la población tenga acceso, un adecuado sistema de salud que no obligue a las personas a robar para curar a su familia, adecuadas condiciones de empleo que no vuelvan a las personas vulnerables a ser reclutadas por las organizaciones de crimen transnacional. Un dato curioso, más del 70% de los trabajos que realizan los carteles de la droga colombianos y mexicanos en Centroamérica, los ejecutan hombres y mujeres “subcontratados” que no son parte de la organización, lo escuché de uno de los miembros del ministerio de Seguridad de El Salvador en una conferencia hace algunos días, que por cierto es graduado del “Centro Hemisférico de Estudios de Defensa y Seguridad” ubicado en Washington DC, Estados Unidos. Este fenómeno de la subcontratación, solamente es posible si estas organizaciones de crimen transnacional organizado, encuentran personas desempleadas y desesperadas por comer, es por eso, que Centroamérica es un paraíso para el narcotráfico y demás organizaciones de crimen transnacional. Las personas no son criminales porque quieren, sino porque la estructura los empuja a serlo.
Estados frágiles o fallidos: que no logran obtener la legitimidad suficiente ni la fuerza dentro de cada periodo gubernamental como para actuar libremente, por lo que se preocupan más por lograr mantenerse en el poder que por enfrentar los problemas reales. El mejor ejemplo es Honduras, que hace poco sufrió un golpe de Estado bastante influido por la mano norteamericana, que se paseó en la estrategia de seguridad que se venía llevando a cabo y provocó un aumento de la violencia tan exagerado que lo confirmó como el país más violento del mundo. A esto se suma la falta de continuidad de los gobiernos, que con cada elección cambian la estrategia de seguridad. Es decir, las estrategias no duran más de 4 años, mientras que las de los criminales pueden tener décadas y están ya perfeccionadas.
Un dinosaurio que vive aún, llamado Estado Soberano: integración es una ofensa para nuestros gobiernos y una bendición para los criminales internacionales, sobre todo para los narcos. Centroamérica, una región de apenas 522 760 kilómetros cuadrados, contiene en su terreno 7 países, cuya estrategia de seguridad, llega hasta donde llegan sus fronteras. Es decir, tenemos en esa pequeña extensión, 7 diferentes estrategias de seguridad de pequeño alcance, limitadas porque les resulta imposible a quienes las diseñan, ponerse de acuerdo y desarrollar un mecanismo integral de seguridad que englobe el territorio completo. Mientras que los narcotraficantes, al ser “ilegales”, simplemente no tienen fronteras, están articulados muy eficientemente y acostumbrados a vivir al margen de lo legal. Su mapa mesoamericano no tiene límites que respetar, sus estrategias pueden ir conectadas desde Colombia hasta los Estados Unidos, es decir, para ellos vasta con mover el volante para girar, pues son un gran vehículo aéreo, terrestre y acuático, con una sola cabeza, mientras que los gobiernos centroamericanos, son un tren con un chófer en cada uno de sus 7 vagones. El concepto de soberanía debe ser replanteado, la soberanía no debe significar incapacidad para ceder derechos o autoridad, debe significar simplemente capacidad para decidir de acuerdo con el fin para el que fue creado el Estado, la protección de su población. A nuestros políticos se les olvidó ese gran pacto social entre seres humanos y una entidad abstracta llamada Estado, que tanto nos explican en teoría política.
Un aliado sucio y traicionero: llamado Estados Unidos. Con sus políticas antinarcotráfico ha logrado un objetivo muy claro: seguir percibiendo ganancias del negocio, sin tener que poner los muertos, pues alguien más los puede poner, ese alguien se llama Mesoamérica. Mediante el plan Mérida, le dio a México más dinero, más equipo militar, más armas y provocó que se desarrollara una de las guerras más sangrientas de la región, entre los carteles y el gobierno, que dio como resultado miles de muertes que todavía no han sido publicadas, ni lo serán. Sus políticas de patrullaje conjunto y demás en Centroamérica, solo han servido para mantener a la región vigilada, pero no han arrojado resultados verdaderamente serios.
Nuevamente, nos dice el gigante, ustedes ponen los muertos, nosotros ponemos la mano. Continúa USA desarrollando estrategias violentas para enfrentar la violencia ¿será que Galtung solo existe para el resto del mundo, será que en Estados Unidos nadie estudia? Claro que no, la cosa es que el negocio resulta totalmente beneficioso.
Centroamércia requiere solucionar los problemas de seguridad con una estrategia integral, que tome en cuenta las limitaciones que puede tener el Estado y que no tienen las organizaciones de crimen transnacional. Debe desarrollar una estrategia que salga de mentes centroamericanas, no estadounidenses. Debe atacar el problema desde un enfoque estructural, no directo. De lo contrario seguiremos padeciendo el problema.
La saturación de las cárceles en Costa Rica no es casualidad, el gobierno no publica datos, lo único que hace es vender la tradicional imagen de paz y no dice lo que realmente sucede. Claro está que esto responde al desarrollado “mercado” del turismo, que no se puede debilitar exhibiendo realidades poco convenientes. Para que la situación se solucione, no basta con ocultarla, se requiere madurez, educación y verdadera voluntad.
* Presidente de la Asociación de
Estudiantes de Relaciones
Internacionales y Comercio y
Negocios Internacionales de la UNA