En el centro de la agenda nacional se encuentra un proyecto de ley de Empleo Público y un acalorado debate. Unos a favor y otros en contra. Al día de hoy hay presentadas más de 300 mociones de modificación a ese proyecto de ley.
Nunca podrá olvidar las clases de sociología y los brillantes escritos de Eugenio Fonseca Tortós, defendiendo la tesis de que una de las funciones básicas del Estado es, precisamente, “generar empleo”.
Pienso exactamente igual y esa es una tesis de sólida inspiración keynesiana, como doctrina económica democrática y desarrollista.
No comparto para nada esa especie de “guerra ideológica” contra los empleados públicos, por parte de un sector conservador del país.
Vuelvo a reiterar: el problema real del Estado Costarricense no es el número de empleados. Ese porcentaje está por debajo de los índices de la OCDE.
El problema es estructural, funcional y de ineficiencia e inflación institucional. Agréguele una cantidad de desaforados pluses y ahí tiene el cuadro completo.
Tampoco el problema está en lo que podríamos llamar los salarios medios- altos, medios-medios y bajos de la administración pública, ni en el régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte de la CCSS. Eso está bien y es legítimo.
Lo que es inaceptable y censurable son los exorbitantes salarios de la alta burocracia en las instituciones descentralizadas y los bancos estatales, la disparidad de pluses e ingresos para trabajos equivalentes dentro del mismo Estado, incluyendo a las universidades públicas, así como las estrafalarias y aún subsistentes “pensiones de lujo”. Esos son los males que debemos erradicar.
Lo que no puede ser más es ese monstruo ingobernable de más de 300 cabezas de un Estado que perdió la racionalidad y el norte prioritario del bien común.
Lo que es inaceptable, en un país con más de 2 millones de seres humanos en condición de pobreza real, es la duplicidad y triplicidad de instancias de la mal llamada ayuda social, cuando vivir con dignidad, tener casa propia y un ingreso social básico y, mejor aún, varios salarios familiares, es un Derecho Humano.
A ese monstruo estatal que está acabando con el desarrollo integral en nuestro país, hay que someterlo a una reforma estructural que no pasa, como algunos proponen, por comenzar a botar gente a la calle y generar más desempleo.
Ese no es el enfoque correcto. Esa es una visión propia de economistas y políticos fríos, socialmente insensibles y desorientados frente a la realidad de un país pequeño como es Costa Rica.
Esa urgente reforma estatal hay que hacerla negociando con los sindicatos, al igual que la reactivación económica hay que planearla y ejecutarla de común acuerdo con las cámaras empresariales y los empresarios, para generar riqueza y más empleo bien remunerado. No hay otro camino que no sea ese.
Esa es la “vía costarricense” al desarrollo integral de nuestra sociedad.