Al parecer los viajes al exterior realizados por el gobierno dieron frutos, pues recibimos más de ¢113 mil millones en reconocimientos y galardones por ser un país “líder” en la lucha por la descarbonización.
Cuando Costa Rica lidera o sobresale en algún aspecto, es motivo de orgullo, pero cuando los reconocimientos se dan por mostrar a un país de fantasía, como sucede con el tema del medio ambiente, es motivo de vergüenza.
El gobierno de Carlos Alvarado se focalizó más en posar para la foto y gozar de las mieles de los viajes con reconocimientos ambientales, cuando a lo interno se vive un calvario.
Uno se pregunta si a los encargados de entregar el premio Earthshot, que fue uno de los tantos “logros” ambientales que obtuvimos durante los cuatro años de gestión, se les comunicó sobre el desastre en Crucitas o simplemente se les vendió humo con total engaño.
Cuestionamos cómo el Ministerio Ambiente y Energía (Minae) pasa llorando cada vez que se presenta un presupuesto e indica que no tiene plata, pero por los logros ambientales se obtienen semejantes sumas de dinero que podrían contribuir a la ejecución de proyectos.
Está bien, es entendible que los fondos no pasan directamente al Minae por el tema de la Caja Única del Estado, pero aquí es donde uno visualiza el amplio desorden, el despilfarro de recursos y la poca atención de las autoridades para los objetivos planteados.
El Ministerio de Ambiente enumeró en qué consisten los logros obtenidos en cada uno de esos proyectos vinculados a esa iniciativa. La gran pregunta es: ¿serán realizables?
Puede que las intenciones sean buenas, pero viniendo de uno de los peores gobiernos de la historia, cualquier buena intención sale pringada y llena de desconfianza.
No es para menos ese nivel de desconfianza cuando dos de los ministros que lideraron la cartera de Ambiente y Energía aspiraron a amarrar puestos internacionales mientras vendían humo al país. Lamentablemente quién sabe lo que hicieron para alcanzar sus objetivos porque de méritos en lo local no se habla.
Carlos Manuel Rodríguez, ministro que pasó sin pena ni gloria entre junio de 2018 y agosto de 2020, abandonó la cartera tras amarrar la plaza por cuatro años para dirigir el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés).
Recientemente Andrea Meza, la ministra viajera, la que no se bajaba del avión y aprovechaba cada “gira” de Carlos Alvarado, alcanzó su puesto en la Secretaría Ejecutiva Adjunta de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación con sede en Bonn, Alemania.
Como notarán, son puestazos internacionales. ¿Por mérito? Quién sabe. ¿Por patas? A lo mejor. Pero, ¿de quién? Esos reconocimientos parecen que no son gratis y tienen un factor común: ser premiados por su incapacidad de asumir las carteras ambientales.
La gran pregunta es ¿de verdad se están usando los recursos para mejorar el medio ambiente? Se hacen esfuerzos, pero las mismas organizaciones ambientales ponen en entredicho esos discursos adornados carentes de contenido.
Recordemos que esos sectores son los que más conocen de sus necesidades y hasta incluso denunciaron ser víctimas de abandono por parte de las autoridades; no solo de este gobierno, sino de todos.
Suena interesante vender humo al mundo y mostrar a Costa Rica como Alicia en el País de las Maravillas, cuando en realidad a los eventos que asistimos para presumir ser líderes ni siquiera van las principales potencias.
Precisamente DIARIO EXTRA informó en su edición del 3 de noviembre de 2021 que Alvarado estando en Escocia brindó su discurso de “liderazgo” ante un salón vacío.
Eso representó un duro golpe de realidad al momento de exponer su discurso ambientalista ante la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático COP26.
La imagen de ver un salón vacío mostró una vez más la vergüenza y el ridículo internacional al que nos expuso Carlos Alvarado.
Esperamos que el gobierno entrante deje de figurar tanto y de verdad se comprometa a trabajar por el medio ambiente, ya que la administración actual fue completamente ausente.