La adopción de la estrategia de la “inmunidad del rebaño” por parte del gobierno de Daniel Ortega ante la pandemia del coronavirus encendió las alarmas en nuestro país, por lo que nuestras autoridades han implementado medidas extraordinarias de control.
El refuerzo policial en diferentes puntos de la extensa frontera con el vecino del norte, así como la disposición de cancelar el estatus migratorio a los nicaragüenses que salgan de nuestro territorio en estos tiempos, son medidas pertinentes y oportunas para evitar un mayor contagio entre nuestros habitantes.
Esta decisión del gobierno vecino ha generado una justa preocupación entre los costarricenses, ya que podría debilitar o anular los esfuerzos que como país realizamos para minimizar los efectos del peligroso virus, pero tiene también, lamentablemente, el efecto negativo de exacerbar la xenofobia en muchos de nuestros conciudadanos.
Las noticias sobre la promoción de eventos masivos en ese país, las irresponsables declaraciones de autoridades nicaragüenses asegurando ser inmunes al coronavirus por gracia divina, así como las no pocas noticias falsas que circulan en redes sociales, tienen como resultado un enorme incremento de actitudes intolerantes, contrarias a nuestra idiosincrasia.
El caso de un video con imágenes de gran cantidad de ataúdes amontonados en un cementerio que falsamente se atribuye a ese país y la noticia sobre la menor de edad embarazada que ingresó de manera ilegal han provocado agresivas reacciones que se viralizan en las redes sociales.
Con el ánimo de suscitar indignación y odio, de echar sal a la herida, circulan profusamente en estos días, valiéndose de las nuevas tecnologías de las comunicaciones, materiales en los que ciudadanos nicaragüenses profieren insultos contra nuestra nación, algunos de ellos de vieja data.
Así, la preocupación, el temor, la zozobra, la angustia y la incertidumbre que todos sentimos ante el minúsculo pero mortífero enemigo en algunos costarricenses se convierte en una injustificada hostilidad hacia el pueblo nicaragüense.
Pero también es justo destacar que esta pandemia del coronavirus ha evidenciado que en situaciones de emergencia o tragedia nacional la mayoría de los costarricense son solidarios, altruistas y actúan con un alto sentido de responsabilidad personal y social, y esa es la actitud que debe prevalecer.
La respuesta ciudadana a las medidas implementadas por las autoridades gubernamentales encargadas de atender la actual emergencia sanitaria ha sido, con algunas pocas excepciones, realmente ejemplar, al punto que Costa Rica tiene la menor tasa de letalidad de América Latina.
En estos tiempos extraordinarios es importante que hagamos prevalecer los valores de la fraternidad, la generosidad y la sensatez.
*Exembajador