Los casos de corrupción recientemente descubiertos (Cochinilla, Azteca y Diamante) tendrán incidencia directa en el proceso electoral del 2022, además de que podría incrementar el abstencionismo y desencanto por la oferta política del país.
Así lo asegura el politólogo y abogado Alonzo Mora, el cual considera que los hallazgos dados a conocer generan “vencedores y vencidos” de cara a los comicios de febrero del 2022.
Este es un extracto de la entrevista que Mora brindó a DIARIO EXTRA.
¿Cómo los casos de corrupción incidirán en el tema electoral, tomando en cuenta que hay figuras de diferentes partidos?
-Incide de forma muy negativa y se refleja en encuestas estadísticas porque se dice que todos son iguales, que no hay por quién votar, se generan parámetros de falsa generalización, como que la política no sirve para nada. Se generará un descontento social y repercute en lo electoral. Permeará en un abstencionismo significativo e incluso ya se está notando: la campaña electoral no calienta, no levanta y está apagada. Pareciera que la gente no quiere nada con la política y se podría agravar tras aparecer estos casos.
¿Será porque la oferta no convence?
-Ese es un aspecto para valorar y que está sucediendo. Que, aunque tenga un familiar en un partido, ni siquiera me convence y no voy a votar. Eso incrementa el abstencionismo y, ahora, puede incrementarse por estos casos.
¿O quiebre de voto?
-Eso es claro. El voto en línea no va a pasar. Eso es sumamente evidente y eso se da en las elecciones nacionales e incluso municipales. Eso se va a seguir dando. El electorado ahora es mucho más inteligente e informado y ven más a los candidatos: “Este candidato a diputado me es más convincente, pero el de presidente no me es honesto, entonces busco otra opción”. Las afinidades partidarias ahora son muy bajas y nadie, o prácticamente nadie, sale diciendo voy a votar porque soy de x o y partido. Actualmente, la gente vota por quién le genere más confianza. La corrupción se convertirá en tema campaña.
Bajo esta coyuntura política y de casos de corrupción, ¿hay vencedores y vencidos?
-La política es, en última instancia, el desarrollo más evolucionado de la guerra y en este contexto, sí hay vencedores y vencidos. Los vencedores deberían aprovechar esta situación para tomar ventaja ¡Allá ellos sí no lo hacen! Uno de los grandes perdedores bajo esta coyuntura es el Partido Liberación Nacional, dado que la mayor cantidad de los alcaldes son de esa agrupación y van a generar repercusión sobre el candidato. También Araya salpica a su hermano. En las últimas encuestas, se refleja que ellos están a raya o en descenso.
Algunos expertos dicen que José María Figueres ya tocó techo. ¿Podría venir en caída por estos casos de corrupción que vinculan a su partido?
-Claro. Es mejor comenzar una campaña bien y en crecimiento, que ir como el conejo: comenzar rápido y fundirme al final. Él pegó una carrera acelerada al principio y ¡cuidado si al final se desinfla! Puede que sea como el vuelo de una gallina: se despegó y ¡pum! Cayó rápidamente al suelo.
¿Y los otros candidatos?
-Es interesante el caso de Lineth Saborío: comienza muy abajo en las encuestas y va subiendo de a 1 % en las encuestas. Los indecisos empiezan a desplazarse a distintas fuerzas (Nueva República, PAC, Frente Amplio). De a poco, se van repartiendo los indecisos. Los comandos de campaña tienen que entrarle a las propuestas de corrupción.
¿Respecto al PAC?
-Los votantes PAC no se están yendo en bloque. Hay desplazamientos fragmentados: Algunos se están yendo a donde Figueres, otros donde Lineth, otros donde Rolando (Araya) y otros al Frente Amplio. Son prácticamente nómadas. (José María) Villalta está creciendo mucho.
¿Villalta podría dar una sorpresa e ir a una segunda ronda?
-Claro. Podría ir a segunda ronda, pero no necesariamente ganar. Sacando una bola de cristal, podría darse una sorpresa. Yo apostaría a que una segunda ronda podría darse con los que van creciendo de a poco y constante. Villalta tiene una gran ventaja, está agrupando un amplio grupo importante de personas de todos los sectores y partidos.
¿Algún liberal en el poder?
-No veo al costarricense bajo un liberalismo como el que Eli o los otros promueven.
¿Mejor viejo conocido que nuevo por conocer?
-Algunos lo van a tomar así con Figueres. Hay gente que dice: prefiero un ladrón conocido que un nuevo ladrón. Hay electores que aseguran que todos roban, entonces dicen: “Voy a votar por este que ya sé cómo roba y es inteligente que otros que no sé cómo lo hacen”. Lo ideal sería que ninguno robara.
¿Puede ser que, para estas elecciones, haya riesgo de un outsider (figura que incursiona en la vida política sin tener carrera política)?
-No lo veo por ahora. Al exponer a Mario (Redondo) como lo hicieron, yo dejo al doctor (Hernández) afuera. Venía bien, generando empatía y afinidad con los jóvenes. Quizás en enero, pero lo fusilaron. Rolando, que era el señor bonachón estilo don Abel, pasa lo mismo. La campaña empezará realmente en enero del 2022.
¿El hecho de que un candidato salga hablando ahora de combatir y frenar la corrupción no puede interpretarse como un hecho populista para atraer votos?
-Por supuesto. Más de uno de los programas de gobiernos contiene cosas que son irrealizables. Algunos ofrecen, incluso, volver a tiempos antes de la pandemia. Lo que deben hacer es ofrecer cosas creíbles. Se deberían plantear soluciones a estar mucho mejor y eso significa mover ministerios, que al día de hoy no están haciendo nada o hacen poco. Costa Rica debe avanzar en esta materia. Hay que ser pragmático en el país, revisar las instituciones, porque, al tener un aparato estatal tan grande y constituido con por tantas personas, vamos a tener sistemas de corrupción. Entre más comisiones, oficinas y aparatos, más corrupción.
¿Qué temas podrían polarizar las elecciones del 2022?
-El QR, la vacunación obligatoria, el aborto libre.
El próximo presidente tendrá un reto grande por enfrentar en materia de corrupción, pero se acompañará de una Asamblea Legislativa fragmentada, un Poder Judicial con sus problemas internos y una ciudadanía que cree menos en la institucionalidad costarricense. ¿Cómo articular a estos sectores?
-No es nada fácil. El Poder Judicial debe tener mayor probidad en su actuar. Un presidente de un máximo poder no puede desearle “buena suerte” a un imputado como pasó en el caso Diamante. Articular sectores será sumamente difícil, pero le corresponde al presidente, saber a quién designa. A estas alturas, un presidente debe saber a quién está incorporando en un ministerio o en una presidenta ejecutiva. ¿Cómo articular? Eligiendo bien y con pinzas el gabinete y sus representantes. Deben reunir una serie de condiciones que no solo incluyen lo académico. Este país es muy pequeño como para que un presidente no pueda saber a quién mete en un ministerio o cualquier institución. Lo que la gente siente es perdida en la credibilidad de las instituciones.
Desde una óptica política, ¿Costa Rica es un país ingobernable?
-Tiene índices de ingobernabilidad. No es completamente ingobernable. Costa Rica tiene un entrabamiento gubernamental e inmovilismo que no permite que se hagan las cosas y no se ejecute de manera adecuada. Lo que si creo es que el aparato estatal se tiene que desentrabar. Sin ningún temor, hay que cerrar instituciones que ya perdieron su razón de ser. Con esto, no estoy siendo liberal, de ninguna manera, sino que debe actuarse de manera pragmática. Las instituciones no están hechas en piedra. Necesitamos hacer análisis de las instituciones. Un ejemplo claro es Japdeva, funcionó, pero hay que darle un redireccionamiento. Hay que hacer engranajes y ver como acondicionamos. Crecimos, pero no adaptamos el aparato institucional a que evolucione.
¿Ese entrabamiento del que usted habla es lo que ha dado pie a los casos de corrupción?
-Podría ser. El movilismo del Gobierno se refleja desde la Asamblea Legislativa, pero a veces cuesta modificar un reglamento. Cuando los procedimientos son sumamente lentos, ocupan muchos requisitos, poca claridad en las respuestas, ahí es donde se cultiva la corrupción. También tiene que ver la pérdida de valores. En una sociedad enferma, me importo yo y si la calle queda a medias, pues quedará a medias.
En este escenario, ¿se puede creer en la institucionalidad costarricense?
– ¡Dios guarde no creyéramos en ella! ¡Nos pasaría lo de Venezuela! Bendito Dios, Costa Rica sigue teniendo una institucionalidad fuerte.
Pero pareciera estar tomada o sostenerse a través de la corrupción.
-Sí, pero sigue siendo sólida. El mismo Estado de La Nación lo señala, pero, aun así, se puede creer en la institucionalidad costarricense, aunque la corrupción y narcotráfico estén infiltrándose o estén adentro. Las instituciones todavía caminan y están ahí. Si a nosotros nos pasa lo que le pasó a Venezuela, con una institucionalidad caída, yo calculo que aquí podrían pasar cosas tristes para este país.
¿Los casos de corrupción podrían incidir en las elecciones municipales?
-De aquí al 2024, a la gente puede que se le olvide esta situación. Otro tema: Ahora hay un proyecto que se está viendo en la Asamblea para frenar la reelección de alcaldes ¡Muy bien! Pero, la gente queda afuera, pero ahora queda otro de mis amigos. ¡Diay! Es prácticamente lo mismo. Hay un adormecimiento por parte de la sociedad y mucha gente, principalmente, no se genera aperturas para que la gente se incorpore a la vida política.
¿Qué balance hace del Gobierno de Carlos Alvarado?
-Este ha sido uno de los peores gobiernos que hemos tenido en casi que todos los tiempos. No se reconoció la experiencia y no hubo cara en qué persignarse. Este Gobierno de Unidad Nacional fue un fracaso. El presidente no tuvo potestad ni liderazgo. A nivel diplomático, no estamos en nada. En las instituciones están abstraídos. Plata hay en este país, pero en este país, a un grupo no le interesa. Lo triste es que, cuando se hace tan poco, cualquier cosita parece mucho. Cuando tenés un país tan tomado por la corrupción y haces una media cosa, sos un prócer, pero no se ha hecho nada. Algunos comparan a Alvarado con Carazo, pero el expresidente Carazo era inteligente. A él le tocó ser divergente. A Carlos no se le ve nada: no tiene capacidad, no le veo toma de decisiones, es un tipo arrogante y está abstraído. Ya él tiene las cartas echadas. Su impopularidad es grande y su gobierno está disminuido. Todos estamos esperando que salga.
Extradirecto
Elecciones 2022: Complejas
Abstencionismo: Mal no necesario
Política electoral: Parte de la democracia
Casos de corrupción: Degradación de la clase política
Descontento ciudadano: Consecuencia
Pandemia: Prueba
Afinidades partidarias: En disminución
Desempleo: Por resolver
Sector público: Deber ser más dinámico
Finanzas públicas: Depurarlas