A pesar de tener 81 años de edad, don Edgidio Alpízar Chaverrí se mantiene como un roble demostrándole a la juventud costarricense que poder es querer. Hay que verlo mientras confecciona sus amadas carretas, luce aún como un chiquillo de 15 con juguete nuevo.
Este sarchiseño de cepa lleva trabajando en este oficio desde hace más de 45 años. Sin embargo, a pesar del tiempo, él asegura que no lo ve como un trabajo, sino como su pasión.
Este abuelito inició con la confección de este símbolo patrio a muy temprana edad, era un carajillo con apenas 12 años cuando empezó a visitar la famosa fábrica de Carretas Chaverrí.
\”Hasta el momento le doy gracias a Dios que estoy todavía trabajando y lo que aprendí me ha servido mucho. Todavía me gano algo en esto y seguiré hasta que el Señor me lo permita, este trabajo ha sido mi vida”, comentó Edgidio Alpízar.
PASIÓN FAMILIAR
Aquí se sentaba en un rinconcito a ver cómo su abuelo laboraba y pintaba las carretas; conforme fue pasando el tiempo él comenzó a travesear hasta que le fue agarrando el gusto a hacer uno de los medios de transporte más antiguos del país.
Al ver el empeño que le fue poniendo, uno de sus tíos decidió enseñarle para que fuera perfeccionando su técnica y cuando llegó a cuarto año tuvo que dejar de estudiar y dedicarse a esto de lleno.
Alpízar conversó con DIARIO EXTRA y afirmó, con mucho pesar y una gran tristeza en su voz, “hoy día casi no se hacen carretas porque no hay demanda, me dediqué bastantes años (como unos 45 años) a hacer carretas. Aun hago los bares carretas, también muebles y todo lo que haya que hacer aquí en la fábrica”.
DÍAS DE ARDUO TRABAJO
Quienes piensen que hacer una carreta es pan comido deben tener en cuenta que se lleva su tiempito; de hecho, unos días para ser exactos, todo depende de la destreza de la persona que la confecciona.
Al principio lo que hacía Alpízar era darle vuelta a la fragua y a los aros para poder calentarlos y así poder herrarlos.
El proceso inicia con la construcción de los limones de la carreta, luego los parales, las teleras; continúan las cabeceras y el timón, se arma con las compuertas y se termina la carreta.
Alpízar se siente orgulloso de cada una de las carretas como si fuera la primera que hace.