Los niveles de endeudamiento de la población crean diferentes efectos en la economía, ya que la persona limita su consumo.
La falta de educación financiera se ha convertido en un problema de carácter social, pues una porción importante de la población se endeuda sin un plan ni otra consideración que el consumo. En nuestro país la problemática se ha atacado con talleres, charlas y consejos o buenas prácticas; pero también la solución se podría abordar generando control sobre el consumo emocional.
Existe otra forma en la que podemos lograr un cambio en el comportamiento y es desde la infancia. Según la Unicef, “los niños y las personas jóvenes son quienes, con sus decisiones, influirán en el desarrollo de la sociedad. Pero que, además, son tomadores de decisión en aspectos sociales y económicos presentes, en la medida de sus posibilidades, pero sobre todo en el futuro.” (Unicef. Educación social y financiera para la infancia 2013).
Si estas personas desarrollan hábitos de consumo, una visión programada de su futuro y habilidades; podrán tomar mejores decisiones en el futuro.
Por esta consideración, la educación financiera debe iniciar desde la infancia, desde la escuela, para crear un estilo de vida y de consumo basados en el ahorro y el consumo responsable.
No podemos olvidar que, a pesar de su temprana edad, los niños son creativos y pueden desarrollar emprendimientos. Para ello, necesitan del apoyo de sus familias y de programas de educación financiera promovidos por el Gobierno, las Universidades y todos aquellos entes financieros que desarrollen una gestión de las finanzas personales.
Educar desde la niñez sobre finanzas implica un enfoque diferente, para lograr disminuir los efectos negativos sobre conductas de consumo descontroladas. Sin embargo, es un proceso que lleva tiempo y sus efectos sobre el endeudamiento se verán en el futuro.
Esto significa educar para la vida, una forma diferente de educación financiera.
*Contador Público Autorizado Colegio de Contadores Públicos de Costa Rica