Históricamente hemos vivido en constante evolución e innovación en los procesos productivos, generando más eficiencia y mejorando el estilo de vida de las personas. Actualmente muchos expertos consideran que se está dando inicio a La Cuarta Revolución Industrial, que al igual que las anteriores es un proceso de desarrollo tecnológico e industrial mediante máquinas inteligentes con el fin de mejorar la productividad y la eficiencia. Los ámbitos más mencionados son la robótica, inteligencia artificial, nanotecnología, computación cuántica, biotecnología, Internet de las cosas, automatización, entre otras. Klaus Schwab, el fundador del Foro Económico, mencionó que se está difundiendo mucho más rápido que las revoluciones anteriores, por ejemplo, en el 2010 Google anunció su vehículo autónomo, o Apple que utiliza la inteligencia artificial con Siri siendo un asistente personal.
Esta revolución se espera que cambie el estilo de vida de las personas, la producción y tiene como objetivo mejorar el ingreso global y la calidad de vida de las personas. Sin embargo, hay muchas dudas sobre esto, ya que en teoría solo los que tengan la capacidad de adaptarse podrán mejorar su bienestar. Esto deja un debate muy amplio de distintos ámbitos que los Estados deben mejorar para poder maximizar sus beneficios.
Ahora bien, hasta qué punto Costa Rica tiene la capacidad de adaptarse a la Cuarta Revolución Industrial desde el punto de vista educativo, ya que distintos estudios e indicadores muestran la decadencia de esta. Por ejemplo, los resultados de las pruebas PISA (matemática, ciencia y lectura) demuestran que estamos por debajo del promedio de la OCDE, siendo ámbitos fundamentales para la preparación del capital humano para la incorporación a la fuerza laboral, sin ser desplazados o bien generar empleo con muy poco valor agregado. Por otra parte, también los estudios demuestran que hay una desigualdad importante entre la educación privada y pública, haciendo que un sector importante de la población esté en desventaja para su desarrollo profesional, e incorporación para el mundo laboral. Por lo tanto, es importante cuestionarse si el 7,5% del PIB que se destina a la educación se está utilizando de forma óptima, y tambien si hay que hacer modificaciones en el sistema educativo, para que a mediano plazo seamos un país más productivo y que las nuevas generaciones se puedan incorporar a trabajos con mayor valor agregado y se adapten a dicha revolución.
*Economista