Venecia. (AFP) – \”La flora y la fauna de la laguna no cambiaron durante el confinamiento. Lo que cambió es nuestra oportunidad de verlo\”, dice el zoólogo Andrea Mangoni mientras sumerge su cámara en las aguas de Venecia para explorar la vida acuática.
Un cangrejo intenta atrapar con sus pinzas a este intruso indiscreto, las medusas emergen a ras de la superficie mientras bancos de peces pasan tranquilamente por debajo, los moluscos se aferran a los pilotes de la Serenísima y las algas de todos los colores se balancean a merced de la corriente.
En Venecia, ante la ausencia de turistas desde principios de marzo, el agua y su lodo ya no son removidos por los miles de barcos, taxis, \”vaporetti\”, góndolas y embarcaciones privadas que la recorren normalmente.
\”No solo han disminuido el tráfico y la contaminación de los barcos en Venecia. También el ruido, que es otra forma de contaminación y perturba mucho a organismos vivos de la laguna\”, dijo Marco Sigovini, investigador del Instituto de Ciencias Marinas de Venecia (ISMAR-CNR), quien vio un pulpo en los canales del centro, algo nunca antes visto en este lugar.