Después de dos años sin celebrar el tradicional Festival de la Luz, debido a la pandemia de Covid-19, este año la Municipalidad de San José volvió a ponerse una flor en el ojal con la organización del multitudinario desfile que alumbra el Paseo Colón y la Avenida 2.
Esa labor que requiere de los esfuerzos de cientos de personas para que todo salga bien y así los niños, principalmente, disfruten tanto con sus papás como con los demás miembros de la familia del juego de pólvora, la música de las diferentes bandas, las carrozas y las luces multicolores que iluminan todo a su paso.
Inclusive este año la mariscal fue para una mujer inteligente que fue acompañada por sus mamá durante el recorrido y pudieron sentir el amor de los costarricenses que las felicitaban. El ambiente fue de lo mejor, tal como se espera después de la pausa y el tan esperado regreso.
El transcurrir de los participantes se vivió como se acostumbra, pero nunca falta un grupo de revoltosos que altera el orden público, quienes ponen incómodos y hasta nerviosos a los que sí llegan a pasarla bien con sus lamentables y reprochables acciones, las cuales suponemos fueron motivados por la ingesta de licor, que dicho sea de paso estaba prohibida durante el Festival.
Los antisociales que se anticiparon a la finalización de la actividad frente al bulevar del Barrio Chino empezaron a lanzar las barreras metálicas de seguridad que los miembros de la Municipalidad habían colocado a los lados de la carretera.
Según trascendió, dicho vandalismo obligó a desviar las carrozas y generó a su vez que muchas personas no vieran el transcurrir de la actividad, lo que no fue del agrado de algunos, y después de esperar por horas el arribo de las carrozas se descontroló la multitud que superaba por mucho a los oficiales de la Fuerza Pública y policías municipales.
Las barreras eran lanzadas a media calle ante la mirada de mujeres, niños y adultos mayores que lamentaron lo ocurrido, mientras un grupo de policías intentaba reestablecer el orden y los integrantes de las bandas musicales que se aproximaban decidieron desviarse sobre el bulevar del Barrio Chino para ponerse a salvo.
Las autoridades reportaron más de una veintena de personas detenidas por alterar el orden público y algunas portaban dosis de drogas cuando las requisaron. También una decena de asistentes fue atendida por los cruzrojistas debido a que sufrieron diferentes padecimientos durante la actividad.
Debemos tener tolerancia, respetar a los demás y recordar que es una actividad para familias que buscan un rato de esparcimiento luego de dos años prácticamente encerrados. Con esta clase de hechos queda claro que todos queríamos volver a la normalidad, pero seguimos sin aprender.
Inclusive después del Festival de la Luz cuadrillas municipales tuvieron que efectuar mucho trabajo para recolectar la gran cantidad de basura que dejaron los ticos en las aceras y calles de la capital. Es evidente que algunos no tienen cultura ni menos educación, pero luego se quejan de que las calles son ríos cuando llueve, y cómo no si las alcantarillas están saturadas de todo tipo de desechos.
Ciertamente esa indisciplina se produce dichosamente entre un grupo minúsculo y no empañó el exitazo que nuevamente se apunta el municipio capitalino con el tradicional desfile. No obstante, si bien todos vivimos tiempos difíciles, debemos erradicar la violencia y buscar, siempre, pero principalmente en estas fechas, estar en paz y disfrutar en familia.