Ya ha pasado un mes desde que arrancaron las sesiones extraordinarias. En treinta días, las convocatorias han sido escasas y con proyectos que los mismos diputados califican como “chayotes”.
Incluso la última lista remitida desde Casa Presidencial consiste en 10 proyectos, de los cuales solo cinco están vinculados con temas de seguridad.
Es decir, mientras en Zapote aseguran que la ola de criminalidad que vive el país se podría medianamente solucionar con proyectos de ley, lo cierto es que no ponen más propuestas sobre la mesa.
A lo anterior debe sumarse que, antes de mayo, cada una de las fracciones planteó a Casa Presidencial que tramitara proyectos de su interés particular, sin embargo, la lista llegó a Zapote y quedó engavetada, con alevosía o no, en el escritorio de Díaz o del mandatario Chaves. Todo lo anterior debe verse con propuestas que han sido calificadas como inconstitucionales o hasta innecesarias, tal como una iniciativa impulsada por Leslye Bojorges sobre el complejo Terrazas.
Con bombos, platillos y videos de TikTok empujó por una propuesta que el mismo Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea afirmó que “no era necesaria”.
Con esos escenarios se cuestiona si les interesa avanzar en proyectos país o prefieren tirar culpas cada miércoles cuando las cámaras están encendidas, ¿Por qué no convocan más proyectos al Congreso? ¿pesan más las discusiones y egos que la agenda?
Casa Presidencial aseguró que el próximo jueves se reunirá con los jefes de fracción para “afinar” la lista de proyectos por tramitar, pero ¿por qué no se hizo desde antes? ¿No tienen agenda? ¿Van convocando según les cante?
Ahora bien, no se puede ser injusto: toda la culpa no es de Chaves o de Díaz.
En momentos donde urgen propuestas para los ciudadanos, algunas bancadas se han dedicado más a seguirle el juego a Zapote o, en su defecto, responder a cada uno de los dardos que desde ahí salen.
De lo poco que se ha convocado, muy poco se ha aprobado por el constante rompimiento de quórum, recesos poco productivos y diputados que permanecen más en el cafetín que en sus curules.
Parece que el Plenario se convirtió en un ring de boxeo donde pesan más las discusiones, exposiciones de números telefónicos, acusaciones y los vientos de la próxima campaña electoral.
La negociación está ausente. Hay comisiones estancadas por mociones y cada día que pasa los ticos requieren proyectos país y que los diputados junto con Zapote se pongan a trabajar, que dejen de pensar en el 2026 y se centren no solo en la señora de Purral, sino en las necesidades de Costa Rica.