La palabra bullying se ha puesto de moda y se aplica principalmente a los casos de agresión física y verbal en los centros de enseñanza. Sin embargo, el bullying significa formas de agresión, no solo entre alumnos sino también de estudiante a docente o viceversa. Por ejemplo, se dan casos donde el maestro o profesor ridiculiza u hostiga al estudiante frente a sus compañeros o en privado.
En mi edad de escolar, por ejemplo, mi hermana y yo y otros compañeros, por ser de escasos recursos económicos, en los primeros días del curso lectivo no podíamos tener todos los cuadernos para cada materia, entonces la maestra se la pasaba con amenazas de bajar la nota de conducta, por no disponer nosotros de todo el material escolar necesario. Otras veces, la maestra arrancaba las hojas de los cuadernos, cuando no estaba satisfecha con la presentación del cuaderno o de la caligrafía u otros aspectos, que ella consideraba incorrectos. También, la maestra mostraba preferencias hacia los estudiantes mejor vestidos o con apariencia de mejor condición económica, mientras tanto, los estudiantes de bajos recursos no eran tomados en cuenta en actos cívicos especiales o presentaciones dramáticas, para decir algo, lo cual los convertía en niños “isla”.
Personalmente se, de un caso, donde una profesora al estar molesta porque un alumno usaba un raro “pirucho de pelo”, pidió a una alumna una tijera y sin avisar le cortó el mechón al joven. En un colegio experimental bilingüe, una de las profesoras, a menudo se deleita con decir a los estudiantes que “se los va a tronar en el próximo examen”. Otro profesor le dice a los estudiantes de bajo rendimiento académico o con algunas limitaciones cognoscitivas frases como estas: “Usted, mejor váyase a vender frutas al mercado”. Y que decir de los profesores que manosean a las muchachas bajo amenazas de reprobarlas en el curso o materia o decirles que si cuentan a sus papás, las pagará caro.
En el caso de los estudiantes en su grupo de clase, establecen odiosas comparaciones y discriminación. También es común la burla por el aspecto físico o social de los compañeros, de allí que a veces la víctima de bulliyng debe escuchar términos como “gordo”, “flaco”, “feo”, “tonto”, “cuatro ojos”, “pobrete” y apodos tal vez muy ofensivos. Pero el bullying no se queda allí, ya que es una realidad saber de estudiantes que por sentir aversión al docente, a veces le dañan su carro o hasta se unen para golpear a la maestra, maestro, profesora o profesor.
De estas maneras, podemos ver como el bullying tiene más implicaciones de las que se suelen decir. Pero ya es hora de que, las personas víctimas, dejen el temor y denuncien, ojalá con pruebas de peso a los culpables.
Ensayista de temas cotidianos* oscocorrales@gmail.com