Desde hace unos años hemos visto cómo en las operaciones para desarticular grupos narco y demás organizaciones delictivas entre los detenidos figuran miembros de la Fuerza Pública, el Organismo de Investigación Judicial y otros cuerpos policiales.
El crimen organizado no respeta. Ya penetró los cuerpos policiales y la judicatura, está metido hasta el fondo en el Ministerio de Seguridad Pública y el Poder Judicial. Esta es una situación sumamente grave.
Las noticias sobre los últimos golpes dan cuenta de cómo jueces, policías, asistentes judiciales y abogados conforman redes que operan en todo el país; una realidad espeluznante.
Costa Rica siempre vio cómo la institucionalidad de los países de la región era carcomida por este flagelo, cómo altos funcionarios de gobierno eran líderes de bandas dedicadas no solo al tráfico de estupefacientes, sino también de armas y hasta de personas, además de participar y articular actos de corrupción.
Hoy tal situación nos golpea duramente en la cara. Somos testigos de la forma tan descarada en que infiltran los poderes de la República, se acomodan en las sillas de la administración de justicia y en las instancias de la seguridad ciudadana para actuar con impunidad.
Entonces no es de extrañar lo que dio a conocer por el ministro de Seguridad, quien afirma que Alejandro Arias Monge, alias “Diablo” y uno de los hombres más buscados, logró penetrar nuestro sistema policial.
No cabe duda de que nuestro país es presa del crimen organizado de la forma más evidente y descarada. ¿Los filtros para reclutar y fiscalizar a los funcionarios de las élites judiciales y policiales estarían fallando o acaso se trata de amenazas a las que sucumben?
La verdad es que esta noticia es un secreto a voces. Basta con ver los medios de comunicación, las redes sociales o visitar las zonas donde se presume opera este delincuente para darse cuenta de que todo mundo lo sabe. Lastimosamente este tipo de situaciones ocurren a vista y paciencia de la población.
Incluso los lugareños dicen que los propios policías de la zona avisan a Arias Monge y su banda que harán un operativo para caerles, entonces cuando llegan los oficiales no corruptos, evidentemente no encuentran a los sospechosos.
Muchos vecinos afirman que Diablo se pasea por la comunidad como Pedro por su casa, sin el más mínimo temor de que vayan a detenerlo, porque los uniformados son como sus compas.
Entonces lo dado a conocer ayer por el Ministerio de Seguridad Pública es un secreto a voces que hace pensar que los últimos en darse cuenta fueron las autoridades. Lo hecho, hecho está, entonces no queda más que apechugar y resolver la situación.
Esperemos que la iniciativa de crear la Dirección de Inteligencia y Análisis Criminal de Fuerza Pública ayude a acabar con todos los actos de corrupción que tienen lugar en los cuerpos policiales.
No debemos pasar por alto que los oficiales son escogidos para proteger a la población de los delincuentes, no para ser sus aliados y hacerles daño a hombres y mujeres inocentes.
Esperemos que la corrupción no permee este grupo y tire por la borda esta iniciativa para que de una vez por todas el narco sepa que se le dará la lucha hasta el final porque no tiene cabida en nuestro país.