Dictadura es dictadura, como en las actuales Cuba, Nicaragua y Venezuela o, antes, con Batista en Cuba, Trujillo en República Dominicana, Pinochet en Chile y Somoza en Nicaragua. Y detrás… sean de derechas o de izquierdas, siempre los ejércitos y los militares que, en Costa Rica, eliminó don José Figueres Ferrer.
Nicolás Maduro se otorgó a sí mismo el poder el pasado viernes 9 de enero, en una Caracas y una Venezuela sitiadas por unas Fuerzas Armadas que son cómplices y beneficiarias directas de un régimen dictatorial y corrupto que arruinó y empobreció al país más rico en petróleo y recursos minerales de América Latina, llenando las cárceles de perseguidos políticos y enviando a 9 millones de empobrecidos migrantes al exterior. Mientras, la cúpula civil y militar chavista robó y se enriqueció a más no dar, en los últimos 25 años. Tuve el privilegio profesional de trabajar seis años en Venezuela y vivir cuatro en Caracas, como Secretario General Adjunto del Sistema Económico Latinoamericano (SELA). Eran otros tiempos y otros parámetros. Aquella Venezuela democrática lideraba los procesos de integración económica que se construían en Centroamérica, los países andinos y el Mercosur, involucrando a los países caribeños de habla inglesa y a la República Dominicana, con base en una propuesta económica keynesiana y una visión geopolítica norte-sur realista e integral, mediante alianzas estratégicas, barreras arancelarias y procesos subregionales de desarrollo, integración y crecimiento económico con justicia y equidad social. Los Grulas, asimismo, defendían con una sola voz latinoamericana, posiciones conjuntas en los organismos y centros de negociación internacional de las Naciones Unidas.
Desde entonces hasta ahora, ciertamente el mundo cambió y una nueva geopolítica internacional está generado nuevos centros de poder político, económico, tecnológico, científico y militar, pero hay algo que siempre Costa Rica y los costarricenses debemos defender en todo momento, lugar y sin miedo: el derecho absoluto de los pueblos a escoger libremente a sus gobernantes, en un sistema político democrático que garantice pesos y contrapesos, libertad de crítica y de prensa y, sin excepción, los Derechos Humanos Fundamentales, frente a todos los dogmatismos y los liderazgos autoritarios y totalitarios de cualquier naturaleza e ideología. Chávez, Maduro y las Fuerzas Armadas secuestraron en Venezuela esos principios esenciales democráticos, arruinaron económica y socialmente a ese hermano país y lo llevaron a los más altos niveles de pobreza y desigualdad.
¡Gloria al Bravo Pueblo…! Mi solidaridad con los venezolanos y mi admiración profunda por esa extraordinaria mujer y líder que es María Corina Machado.
¿Y usted qué opina?