El cáncer no es sinónimo de muerte, sin embargo, muchos todavía conservan ese estigma, a pesar de que en Costa Rica la sobrevida es una de las más altas de América Latina, pues 87 de cada 100 personas con cáncer de mama sobreviven al menos cinco años después de recibir el diagnóstico.
Esta tasa posiciona al país entre los que tienen mayores índices de sobrevida por este padecimiento a nivel mundial. A modo de comparación, Estados Unidos registra la tasa más alta con 90%, seguido de Israel y Canadá con 88%.
No obstante, resulta común que el miedo haga que los pacientes apenas escuchan la palabra cáncer sientan un mar de dudas que inunda sus mentes, ocasionando, como en el caso de Ana Gloria Romero, mucha incertidumbre.
“Después de recibir un diagnóstico y uno empieza a pensar en la palabra, que es bastante fuerte, uno empieza a resolver cosas porque cree que su vida está incompleta, porque hay algo ahí como cerca y no sabes cómo va a ser tu diagnóstico.
No sabes cómo va a ser tu proceso y entonces es cuando empiezas a vivir más y dejar de pensar tanto en el futuro, sino que uno piensa más en el presente”, mencionó.
Aunque a ella le explicaron que estaba en una etapa temprana, comenta que tener dos hijos pequeños, de 6 y 12 años, le generó nervios y su cabeza se nubló.
La primera vez que la diagnosticaron fue hace 19 años y luego de un tratamiento de radioterapia se pudo librar de la enfermedad, pero cinco años después, mientras seguía en control, una biopsia le confirmó que nuevamente tenía cáncer de mama.
Al principio la noticia fue devastadora, sin embargo, ponerle optimismo y luchar, no solo por ella, sino por su familia, le ayudó a que después de seis sesiones de quimioterapia lograra una vez más salir vencedora.