Costa Rica fue escogida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como sede para la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, el día 3 de mayo.
Es realmente significativo que se haya realizado esta Conferencia en Costa Rica, un país que tuvo la visión y la valentía de elegir hace muchos años el camino de la democracia, la paz y el respeto a los derechos humanos, cuando no era para nada una opción obvia ni fácil. Es un país que también cuenta con una comunidad de medios y periodistas activos, independientes y críticos que han asumido con decisión la responsabilidad de velar porque el compromiso del país con estos principios se mantengan y se fortalezcan.
En este vigésimo aniversario del Día Internacional de la Libertad de Prensa, el tema es: “Hablar sin riesgo: por el ejercicio seguro de la libertad de expresión”.
Naciones Unidas tiene la misión de impulsar procesos de desarrollo que garanticen los derechos humanos de todos y de todas y así construyan una mejor convivencia – una mejor comunidad — a nivel de cada país y a nivel mundial.
Por tanto, es parte importante de nuestra labor defender y promover la libertad de expresión sin riesgo de cualquier tipo.
Se trata por un lado de fomentar el cumplimiento de la obligación de todos los estados de defender y promover esta libertad, un derecho inalienable de cada periodista como ciudadano y como ser humano. Sin esta libertad de expresar y comunicar con los demás lo que uno ve y cree y siente, la vida humana queda trunca, incompleta. Por eso, la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce que: ‘Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.’
Por otro lado, la libertad de los medios es esencial para la garantía de los demás derechos para todas las personas sin exclusión. El que muchos medios, periodistas y blogueros, desde diversos puntos de vista, en distintos ámbitos, trabajen permanentemente para investigar, recabar y difundir información, especialmente sobre las brechas en el cumplimiento de los derechos; que cuestionen la realidad, en particular la actuación de los que están en poder – porque en el fondo el cumplimiento de los derechos humanos se trata de cambiar el ejercicio del poder para que sea más democrático, transparente y participativo; que den espacio a ideas divergentes sobre cualquier tema, fomentando un debate respetuoso de las diferencias; y en especial, que den voz a los que no tienen voz, a los que están excluidos del ejercicio de sus derechos — este papel de los medios es esencial para el fortalecimiento de la democracia y la construcción de sociedades más justas e incluyentes, donde todos y todas contemos por igual y se celebre la diversidad.
Y de hecho, es gracias en gran parte a que los medios hayan ejercido esta labor con valentía, compromiso y perseverancia que el mundo goza de avances significativos en el camino hacia la universalidad de los derechos humanos. En América Latina, por ejemplo, donde tan solo hace pocas décadas predominaban las dictaduras militares, ahora prevalecen democracias robustas y vibrantes. La región también ha visto durante los últimos años no solo una reducción importante en la pobreza sino la disminución de la desigualdad – algo sumamente importante para la región más inequitativa del mundo. Se ha fortalecido el reconocimiento, y la concreción de los derechos de grupos tradicionalmente excluidos como las mujeres, los indígenas, los afrodescendientes y las población gay, lesbiana y transexual.
Sin embargo, todavía falta mucho camino por recorrer para superar grandes brechas en la garantía de derechos tan fundamentales como la buena atención a la salud, la educación de calidad, el empleo e ingresos decentes, y también la libertad plena de expresión.
Y lamentablemente, el papel tan importante de los periodistas ha conllevado y sigue conllevando en muchos países un gran riesgo, incluso de vida. El Secretario General de las Naciones Unidas y la Directora General de la Unesco han señalado que en los últimos 10 años, han muerto asesinados más de 600 periodistas, y que 9 de cada 10 casos de asesinatos de periodistas han quedado impunes. Son cifras aterradoras e indignantes.
Y la limitación que este tipo de riesgo tan terrible ha impuesto en el ejercicio de la labor periodístico, a su vez también ha obstaculizado avances en la apertura y fortalecimiento de la democracia y la garantía de los derechos humanos en muchos países.
Por tanto, es imprescindible que entre todos y todas – gobiernos, organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil, la ciudadanía en general de todos los países – reafirmemos y fortalezcamos nuestro compromiso con la libertad de prensa. Y más ampliamente, como ha dicho nuestro Secretario General, construir un entorno seguro, propicio para el diálogo en el que todos puedan hablar libre y abiertamente, sin temor a represalias. Así también demostraremos nuestro reconocimiento que sin los medios, sin los periodistas, particularmente los que día a día asumen grandes riesgos en el ejercicio de su oficio, nuestras propias libertades también estarán en riesgo.
Desde Naciones Unidas instamos a que esta fecha tan importante, del Día Mundial de la Libertad de Prensa, sirva como una oportunidad para renovar ese compromiso y para generar propuestas concretas para fortalecer el papel de nuestros compañeros y compañeras periodistas como vanguardia en la defensa del derecho de todos y todas a una vida digna, plena y libre.
* Coordinadora Residente Naciones Unidas Costa Rica