Costa Rica está sentada sobre una bomba de tiempo natural. El 77,9% de su población y el 80,1% de su actividad económica se ubican en zonas clasificadas como de alto riesgo ante desastres. Inundaciones, terremotos, tormentas y ciclones tropicales representan una amenaza constante para comunidades y sectores productivos clave del país.
Durante más de medio siglo, el país ha registrado 77 eventos de desastre, excluyendo epidemias. Solo las inundaciones han provocado el 36% del total de los daños económicos y el 31% de las muertes.
Las tormentas generaron el 37% de las pérdidas económicas y los terremotos el 24%. Así se desprende del Informe Inventario, Análisis y Brechas en el que participó Global Shield against Climate Risks.
Frente a este panorama, Costa Rica se convirtió en uno de los primeros países del continente en solicitar apoyo formalmente a esta entidad. A través de esta iniciativa, el país recibiría respaldo financiero y técnico ante eventos extremos.
El Informe Mundial sobre el Riesgo ubica al país con un nivel de riesgo “alto”. No obstante, el peso de la amenaza climática no se distribuye de manera equitativa: cantones agrícolas como Talamanca, Buenos Aires, Matina y Los Chiles son altamente expuestos, al igual que centros urbanos como Tibás y San José, donde inciden factores como la densidad poblacional y la presión sobre los servicios.
Para 2050 se espera un aumento del nivel del mar de 25 centímetros y una reducción de hasta 25% en las precipitaciones en regiones como Guanacaste, el Valle Central y la costa Caribe. Monteverde podría perder su niebla, lo que afectaría tanto al ecosistema como al turismo.
El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, dijo que es importante contar con diferentes capas de protección contra desastres, que permitan hacerle frente a las emergencias actuales y futuras.
“Hemos desarrollado un resiliente sistema de gestión de riesgos y atención de emergencias, que ahora se modernizará con mecanismos sofisticados, no solo de financiamiento, sino también de transferencia de riesgo y generación de capacidades locales”, destacó.