En algunos casos cuando vivimos situaciones difíciles que movilizan reacciones de mucha tristeza es buen momento para revisar si no estamos siendo cómplices de aumentar nuestra sensación de dolor.
Por ejemplo descuidar la alimentación, aislarse, rechazar ofrecimientos de socializar un poco, en general son indicadores de que estamos apuntando a empeorar nuestro malestar.
Es muy difícil encontrar ganas de luchar cuando estamos deprimidos, pues la tendencia es hacia el desinterés en general, hacia una visión de pesimismo donde difícilmente apuntamos a que las cosas puedan mejorar. Sin embargo la realidad es que está en nuestras manos tomar pequeñas decisiones que impliquen grandes cambios.
Si en lugar de aislarnos, incluimos a personas cercanas para lograr conversar respecto a como nos sentimos, estaremos compartiendo nuestro dolor a la vez que nos afianzamos en buscar posibilidades de mejorar. No es solo desahogarse, sino poner en palabras sensaciones, temores y certezas que pueden ser totalmente irreales y que van de la mano de la tristeza que estamos viviendo.
Hay que buscar fuerza para que a partir de disciplina hagamos lo necesario por nuestro auto cuidado, sin esperar que alguien venga a rescatarnos, sino fortaleciendo nuestra capacidad de resolución.
Alimentarse no porque haya apetito, sino porque sabemos que necesitamos comer bien y descansar para salir de un estado crítico a nivel emocional. Caso contrario estaremos provocando directamente enfermarnos.
Los demás no necesariamente pueden hacerse cargo de nuestros malestares, incluso puede que ni siquiera perciban que es lo que pueden hacer por nosotros. Nadie adivinará lo que usted necesita, salvo que usted mismo transmita lo que siente.
Hay una sensación muy fuerte de alivio cuando nos hacemos acompañar, cuando enteramos a los demás de que nos está pasando algo serio y frente a lo que nos cuesta responder de forma adecuada.
Algunos optan por tomar medicamentos que adormecen y que desconectan de la realidad, hasta que pasado el efecto se dan cuenta de que la realidad sigue presente y solo hubo un pequeño recreo. No funciona alejarnos de la realidad, es mejor tratar de entender lo que está sucediendo y asumir un rol activo en cuanto a seguir adelante con nuestra vida, mejorando poco a poco, reconociendo que requerimos ayuda sin sentir vergüenza al respecto. Si no sintiéndonos valientes de poder buscar apoyo en los demás cuando están bajas nuestras defensas.
Acudir a amigos, familiares, soporte espiritual, ayuda profesional, son solo algunos ejemplos de alianzas que podemos reforzar y que significaría dejar de lado una conducta victimizada que lejos de ayudarnos, más bien tiende a hundirnos en un estado anímico que no conviene sostener a solas y al que es imposible acostumbrarse.
Consultorio Privado de Psicología, citas al tel. 8368-9634. San Pedro de Montes de Oca.