El sueño de ver otro “Aztecazo” terminó en pesadilla para un aficionado tico que fue deportado de México como si se tratara de un delincuente. Arturo Dávila Monge es un fiebrazo de la “Sele” que compró un paquete para ir a ver a la Tricolor en suelo azteca, sin embargo no pudo ni siquiera comerse unos taquitos o echarse un tequilazo porque no lo dejaron ni salir del aeropuerto.
Dávila vive en Cóbano, Puntarenas, está soltero, no tiene hijos y trabaja como guía turístico. Desde hace meses empezó a ahorrar y hasta pidió un préstamo para juntar los 700 mil colones que costaba el paquete para ver a Costa Rica en suelo azteca. “Tenía todo comprado, el paquete era de cinco días, incluía los boletos de avión, el hospedaje, la entrada al estadio, los traslados, todo, seguro de viaje y hasta un tour a las pirámides”, explicó Dávila.
Arturo salió el sábado rumbo a México en una excursión junto a otros 48 aficionados, quienes viajaron con la compañía Avianca e hicieron escala en El Salvador, hasta ahí todo bien. El problema llegó cuando aterrizaron en el aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México. “Llegué al primer puesto de control y empezaron a interrogarme, les enseñé todos los papeles, hasta el tiquete de regreso, mas se ensañaron conmigo, dijeron que yo era una persona inestable y empezó mi calvario”, recordó el tico.
De acuerdo con las autoridades aztecas, Arturo era sospechoso de querer entrar a suelo mexicano para luego intentar cruzar como “mojado” a Estados Unidos. “Yo les expliqué que nosotros los ticos no necesitamos visa para entrar a México además yo tenía todos los papeles en regla, pero se les metió y no me dejaron, dijeron que tenían un convenio con Estados Unidos y que mi situación era causal para deportarme”, expresó Dávila, quien fue recluido en una especie de celda durante más de 4 horas antes de ser llevado por dos policías al avión que lo trajo de regreso a Costa Rica.
Ya en nuestro país, Arturo se contactó con la agencia de viajes pero le dijeron que no había forma de reintegrarle ni el viaje ni el dinero. Como medida de protesta este fiel aficionado decidió esposarse ayer al portón de la embajada de México durante toda la tarde. “Yo sé que no me van a devolver nada, pero quiero llamar la atención de cómo se violan los derechos humanos de los costarricenses en el extranjero. Ojalá que esto sirva de precedente y que no le suceda a nadie más”, concluyó Dávila. DIARIO EXTRA intentó hablar con el personal de la embajada, no obstante su encargado de prensa, Rafael Barceló, indicó que no iban a referirse al tema hasta que llevaran a cabo una investigación más amplia del tema.