Desde el principio de los siglos, el odio y la guerra han sido los dos más grandes enemigos de la Humanidad.
La religión y creer con fe en un Ser Superior ha sido la mejor forma de mitigar, combatir espiritualmente y aplacar esa parte oscura y mala del ser humano.
La otra ha sido el Derecho, en la forma de reglas de acatamiento obligatorio para las relaciones entre las personas y entre los países. Sin Derecho Internacional, no habría paz entre los pueblos y los países. Ni en el mundo.
La POLÍTICA (con mayúscula) ha sido también un factor obligado de paz y estabilidad, por más que el odio siempre estará ahí y ahí seguirá hasta la consumación de los siglos, alentando las guerras.
Creo firmemente que… ¡Nunca más…! Cuando recuerdo el Holocausto y los crímenes en los campos de concentración y el nivel de maldad y odio de los nazis y los fascistas en Europa y he sido, toda mi vida adulta, solidario con la existencia del Estado de Israel.
He tenido la oportunidad y el enorme honor, en la ONU, de dar mi voto en nombre de Costa Rica, en la Asamblea General y en el Consejo de Seguridad, a favor de una paz justa, con fronteras seguras y negociadas entre visionarios y fundamentales líderes judíos y palestinos. Con admiración y emoción recuerdo a ese gran líder emblemático que fue Isaac Rabin, asesinado por fanáticos.
Históricamente, Costa Rica fue parte de aquella decisión histórica y trascendental, cuando en 1948 se terminó el colonialismo británico y en la ONU se votó la Partición de Palestina y la creación de dos Estados independientes. Uno para el pueblo judío y otro para el pueblo palestino.
Ambos pueblos tienen ese derecho y nadie se los puede negar. Esa es una condición esencial, sin la cual nunca llegará la ansiada paz y es, 75 años después, la única solución al permanente conflicto entre judíos y árabes.
Hamás es una organización terrorista, criminal y asesina. Lo que hizo con familias, niños y ancianos inocentes israelitas es un crimen de lesa humanidad que merece la censura y el total repudio mundial. Pero el Estado de Israel no puede pagarle con la misma moneda a la población civil palestina inocente.
El derecho a la legítima defensa tiene límites en el Derecho Internacional e Israel es una ejemplar democracia y una responsable potencia nuclear. No un grupo terrorista. Esa es la gigantesca y abismal diferencia con Hamás.
Lo que más quisieran la anti-histórica teocracia de Irán y los grupos terroristas que han atacado a Israel es regionalizar el conflicto y provocar una gran crisis militar mundial. El gobierno de unidad nacional de Israel debe actuar en los términos de la Carta de la ONU y esto no es pacifismo. ¡Es absoluto realismo!