Identificar las causas del malestar de los jóvenes, que en muchos aspectos se extiende a la población general, no es difícil. Sin embargo algunas personas y ciertos sectores sociales y políticos parecieran vivir en una de las dos Costa Rica, la de las ventajas y oportunidades, que los aleja de la realidad cotidiana y no parecen comprender, porque los jóvenes manifiestan, por los medios que se los permiten o no, su descontento, desconfianza y su necesidad de cambio.
De manera insistente, en múltiples artículos previos, hemos venido denunciando el abandono que se encuentran la población adolescente (10 a 20 años).
Este proceso ha sido tan sostenido, que ya no solo se limita a estas edades, sino que se ha extendido a las personas de al menos 20 a 25 años, en donde su calidad de vida es impactada negativamente, producto de los necesidades no cubiertas de etapas anteriores y del deterioro de las esperadas para este momento vital.
Es preocupante, además de que ya se dan signos de que este deterioro en la calidad de vida se está extendiendo hasta los 30 años.
Algunos datos objetivos ilustran lo mencionado previamente:
1- América Latina, desde el año 2000 muestra un descenso del coeficiente de Gini, que mide la desigualdad. En Costa Rica, de manera sostenida este coeficiente ha ido aumentando y en la actualidad es de 0.518.
Lo contradictorio de esta situación es que la desigualdad crece en una época de buen desempeño económico nacional. En la actualidad la diferencia del ingreso es de 18 veces, entre el 20% más rico y el 20% más pobre.
2- La pobreza continúa inamovible en 20.6%, lo que refleja, aunado al incremento en la desigualdad, que las políticas públicas no han podido compensar el impacto de los cambios estructurales de la economía.
3- El desempleo ha crecido en los últimos años, ubicándose el alrededor del 10% en el 2013. De los desempleados, el 67% son personas entre los 15 a 34 años de edad.
Más aun, el desempleo, entre los 15 a 24 años se eleva todavía, siendo del 23%.
En este grupo, el 50% de los que se emplean lo hacen sin acceso a la seguridad social.
Además Costa Rica encabeza la lista de trabajo informal en América Latina (13.8%) y los jóvenes son un grupo significativo en este sector.
A lo anterior le sumamos el fracaso del sistema escolar, en donde el 54% de las personas de 18 a 24 años que buscan trabajo tienen secundaria incompleta.
Es además alarmante que entre personas de 12 a 24 años, hay 201000 que no estudian ni trabajan.
4- Las condiciones para emplearse la gente joven han cambiado drásticamente. La modalidad de contratación por servicios profesionales, para evitar el empleador las cargas sociales y que era excepcional, se ha ido convirtiendo en práctica cada vez más frecuente, no solo del sector privado sino que también del público. Ahora, no solo hay dificultades para emplearse sino que el consigue empleo este es precarizado.
A lo anterior se suman las estrategias de emprendedurismo, que bien aplicadas serian excelentes, pero que cada vez más se asemejan a una oficialización y consolidación del trabajo informal.
5- La cobertura en el sector salud para la población adolescente es una de las más bajas, no llegando al 30%. La situación empeora para los ubicados entre los 20 a 25 años, si no estudian o trabajan.
Se podría ahondar en muchos otros factores, sin embargo es claro que la actitud de los jóvenes no responde a “una crítica feroz a toda figura con autoridad, una tendencia al desorden y pérdida de respeto a principios y de valores tradicionales “, como plantea en un reciente artículo el Dr. Edgar Mohs, exministro de salud.
Necesidad de cambio. Las condiciones actuales comentadas previamente y el modelaje político, en donde la corrupción e impunidad son moneda de curso, justifican la actitud contestaria de los jóvenes y su planteamiento de una necesidad de cambio.
Es evidente que la violencia debe evitarse, pero asumir que un grupo de jóvenes que son más agresivos lo son porque son controlados por la izquierda latinoamericana que utiliza jóvenes desorientados, es ubicarse en el pasado e irrespetar el potencial que tienen estos jóvenes, si les damos los espacios para ser escuchados. La solución simplista de mayor represión es absurda y peligrosa.
Algunos comentaristas ubican esta influencia izquierdista en Venezuela, pero si la aspiración es alcanzar un coeficiente de Gini en 0.41 como el de este país, no puede ser esta aspiración negativa; obviamente ubicado en el proceso político venezolano que tiene cuestionamientos razonables.
Los jóvenes actuales enfrentan condiciones mucho más complejas que los de la generación anterior y con sistemas tradicionales de contención debilitados (familia, educación, salud, empleo, comunidad, iglesias). ¿No es ya la hora de poner atención a sus necesidades y demandas justificadas?
*Pediatra