Ante la inconformidad de algunos sectores con el comportamiento del tipo de cambio, vuelve a tomar fuerza la idea de dolarizar la economía para acabar con el problema.
En la Asamblea Legislativa se presentó recientemente un proyecto de ley que va orientado a sustituir el colón. Sin embargo, esto no es algo nuevo, pues para el 2014 ya se había dado un primer intento.
La falta de reglas claras para la intervención del Banco Central en el mercado forma parte de los argumentos de los propulsores y si bien la dolarización se menciona como la pomada canaria, hay que tener cuidado con ello.
Y es que la experiencia en Latinoamérica no ha sido del todo positiva.
Entre los ejemplos más cercanos tenemos el caso de Panamá y de El Salvador, cada uno con sus particularidades.
Debemos pensar si el objetivo es simplemente sacar del juego al ente emisor, porque en la economía todo cuenta, y como sociedad nos puede salir más caro el caldo que los huevos.
Está demostrado que la dolarización conlleva efectos sobre la inflación y el bolsillo de la población, de modo que como país deberíamos tener mucha claridad sobre el tema.
Ahora que está de moda el recurrir al referendo, hay que tomar en cuenta que desde ningún punto de vista esta es una decisión sencilla, sino todo lo contrario.
Ganadores y perdedores siempre hay en un mercado cambiario como el nuestro.
El problema que estamos teniendo es que el precio del dólar se queda pegado arriba o abajo.
Desde esa perspectiva habría que discutir qué es lo mejor para el país, porque si vemos el asunto de manera individual siempre habrá repercusiones para unos u otros. Otro aspecto que no puede obviarse es la forma en que nos impactan las situaciones que se dan en el entorno internacional, algo que no podemos ver de manera generalizada. Cada economía tiene sus particularidades.
Todo esto sin incluir las repercusiones legales que pudiera tener esta decisión sobre los contratos de créditos, en vista del cambio que representaría una dolarización.
Es cierto que hay un nivel de reservas que casi duplica lo que teníamos en el 2022, y que hasta ahora se venía viendo una tendencia a la baja, hasta esta semana. Aquí las preguntas son cuál es el tipo de cambio justo, y si lo que deberíamos revisar es el sistema que tenemos o nos corresponde ir pensando en un cambio. Nos parece que dolarizar requiere de un análisis más profundo. Hemos visto cómo la pobreza viene subiendo en El Salvador y cómo se incrementan los precios al consumidor en Panamá.
Hay un hecho y eso es claro. El Banco Central a través de la política monetaria puede influir en la dinámica económica y así cumplir con sus metas de inflación, aunque no fija precios.Entonces decidamos qué es lo mejor para la economía de Costa Rica, ¿estar bajo la sombrilla del Banco Central o de la Reserva Federal estadounidense? Porque eso último es lo que pasará si adoptamos al dólar como moneda. Nuestras condiciones son muy distintas a las de los Estados Unidos, y no podemos asegurar que seguir esta línea nos lleve al lugar seguro que algunos esperan.
Otra opción sería adoptar algún sistema mixto.