Martín José Francisco Arias Araya nació el miércoles 5 de noviembre de 1958 en Macacona de Esparza, en Puntarenas, un pueblo en el que para la época solo había un oficial que se convirtió en su inspiración.
A la corta edad de seis años supo que sería policía, se imaginaba de uniforme, sirviendo a sus vecinos y al país. Doce años más tarde logró transformar su sueño en realidad: convertirse en un oficial de la Guardia Rural.
Ser el mayor de siete hijos lo forjó como un hombre trabajador, pues se vio obligado a abandonar los estudios y dedicarse a múltiples oficios para poder ayudar a su familia a salir adelante.
Cuando logró ingresar a la Guardia Rural retomó los libros y se inscribió en el programa nocturno, lo que le permitió alcanzar el bachillerato por madurez, el primero de muchos títulos de su larga carrera profesional que continuó al registrarse para estudiar Criminología y tiempo después Ciencias de la Educación.
Arias rememora todo lo logrado y dice que “estos 45 años se me han pasado como si fueran seis meses. Es tanta la pasión y tanto se disfruta sirviendo a la patria que se me pasa el tiempo muy rápido”.
Recuerda, como si fuera ayer, cuando llegó a la ventanilla de la Guardia Rural y la persona que recibía los documentos le comentó: “pero, ¿cómo va a entrar usted a la Policía? Y yo le dije: ¿por qué?, ¡porque tiene segundo año de colegio! Y me decía que me buscara un buen trabajo, yo dije: ¡no!, yo quiero ser policía. A partir de allí comenzó mi carrera”.
MÁXIMO RANGO POLICIAL
En Costa Rica el rango policial comprende nueve grados, el más alto corresponde a coronel y Arias logró acreditarse en ese nivel por su dedicación y pasión por la literatura.
Asegura que prepararse académicamente fue la mejor decisión de su vida pues estudiar le dio herramientas para servir al país. “Para toda la Policía la formación académica es muy importante, aprender de geopolítica, estrategias, el aspecto social, lo económico, de la realidad nacional”.
Esta preparación le otorgó el respeto y reconocimiento de países con un alto nivel en los campos de seguridad y defensa, así como del narcotráfico, tal es el caso de Estados Unidos de cuyas autoridades ha recibido muchas condecoraciones a lo largo de su carrera.
LÍDER CONTINENTAL
Durante los 45 años de servicio, Arias trabajó de la mano de 12 presidentes. Los últimos 16 años estuvo al frente del Servicio Nacional de Guardacostas, un cargo que sostuvo gracias a sus capacidades para establecer un diálogo con todos los actores políticos, países aliados, medios de comunicación y el pueblo.
Como hombre de Dios indica que siempre lo ha tenido presente en todos los aspectos de su vida y que, junto a sus compañeros, “hombres y mujeres de gran capacidad, emotiva y patriótica, los guardacostas somos líderes en el continente americano”.
Y aunque son muchas las anécdotas en estos 45 años, sostiene que era hora de zarpar y que se retira con el corazón lleno por haber servido a su patria, por alcanzar su sueño y por abrir el camino para muchos otros.
Aunque se retira, manifiesta que seguirá al pie del cañón para esas nuevas generaciones que se están formando.
UN NUEVO CAPÍTULO DE VIDA
Amante de la literatura, se ha devorado más de 500 libros, dice que son el mejor regalo para el ser humano y que sus tres hijos lo saben muy bien, por eso para cada Navidad u ocasión especial un buen libro es un tesoro.
Cuenta que en un viaje a la isla San Lucas, en el que fue el presidente Óscar Arias, la entonces ministra Laura Chinchilla y el gran escritor José León Sánchez, quien sembró en él el deseo de escribir un libro del que pronto sabremos más.
Así mismo, su gusto por la pintura se aprecia en las paredes de su residencia: hermosos paisajes que forman parte de todas las aventuras que ha vivido el caballero del mar, que cuelga el uniforme para dedicarse a muchos proyectos personales en el que su familia es protagonista.
UN DERRAME ADELANTÓ LA DECISIÓN
El coronel había pensado retirarse en junio de este año, una decisión que por motivos de salud debió adelantar.
“Sufrí un derrame cerebral hemorrágico que me afectó mucho. Estaba en una reunión cuando empecé a sentirme débil, cuando abrí los ojos estaba en el hospital, eso me dijo que era hora de retirarme, de descansar. Gracias a los buenos médicos y al amor y atenciones de mi hermosa familia, aquí sigo para dedicarme a ellos y a muchas cosas más”.
Los recuerdos están esparcidos por toda su casa: medallas, reconocimientos y las experiencias de toda una vida de servicio se quedan en el corazón de un noble marinero que espera que su legado sea una luz que ilumine a las nuevas generaciones.
“Si tienes esa pasión, vale la pena ser policía, servir a la patria ha sido mi mayor orgullo, di lo mejor de mí y sé que hay muchos Martín Arias que van a mantener en alto a nuestra hermosa Costa Rica”, finalizó.