CONSULTA: Mauricio, tengo dos hijos, un niño y una adolescente, me está costando que ellos me obedezcan cuando les doy una orden, para que hagan oficio o se pongan a estudiar, pero no sé si obligarlos o no. Estoy confundida, me gustaría que me orientara en este tema. Gracias.
RESPUESTA: Por más que la psicología moderna quiera quitar la acción de dar órdenes a los hijos, al final del día las vamos a tener que dar, se debe hacer porque los niños y adolescentes de vez en cuando (y en algunos casos nunca) van a querer hacer caso a lo que se les pide que hagan o simplemente porque no les gusta lo que se les pide y se van a resistir a hacer las tareas que no les gustan como lavar platos u ollas o lavar su ropa o el baño de la casa.
Algunos padres ni dan órdenes porque les da pereza entrar en el “dime que te diré” con el hijo, otros les tienen miedo a sus hijos y su manera agresiva de reaccionar cuando se les da una orden, algunos no lo hacen porque han adoptado una enseñanza o cultura de que los hijos se traumatizan al obligarlos a cumplir sus responsabilidades, también hay padres alcahuetes que practican la filosofía de “pobrecitos ellos”, y así, con perezas, temores, alcahueterías y malas enseñanzas, terminan cediendo y permitiendo que al final ellos no hagan nada.
Debemos entender como padres que al final, para que el hogar camine en orden, se van a tener, se quiera o no, nos inquiete o no, que aplicar la función de dar órdenes a los hijos. El objetivo de dar una orden es para poner orden donde inicia o ya está el desorden. Definitivamente, lo acepten los hijos o no, existe un orden de autoridad sobre ellos y son los padres, yo sé que una palabra como autoridad en esta cultura es una mala palabra. Y en algunas esferas sociales genera ira y repugnancia hacia quien la nombra, además de que le llaman con el adjetivo de cavernícola. Pero se les olvida que un principio nunca deja de ser, sin importar en qué época nos encontremos con esta enseñanza, siempre va a funcionar cuando sea aplicada.
La autoridad debe estar basada en los padres y estos tienen la tarea, la responsabilidad y la obligación de formar moralmente a los hijos y protegerlos ante ellos mismos, su rebeldía y su vagancia en las etapas de la niñez y de la juventud y una de las armas para moldear todo esto es exactamente la autoridad acompañada de no permitir la desobediencia. Quieran ellos, como hijos o no, se les debe formar por medio de la obediencia para que lleguen a ser cordiales, ordenados, aseados, respetuosos y funcionales.
Los padres como líderes y cabeza del hogar ordenan, dirigen, guían y ponen límites, así como también aman, educan y enseñan, La autoridad y el colocarla en manera sana pero firme es una forma de amarlos. Por eso papá y mamá deben y es necesario que manden en casa, cuando los hijos mandan en casa el hogar cae en crisis, ellos nunca pueden gobernar ni mandar en casa, no tienen la capacidad, si se les deja sin autoridad terminarán destruyéndose, sin importar lo que digan el gobierno, las ideologías modernas o la psicología de hoy en este tema.
Características que debe tener una orden para que sea funcional:
• No se pide como un favor, ya que no es un favor, es una orden y punto. Puede decirse “por favor” por educación, pero que se le aclare al hijo que no es algo que él decide.
• La orden no es opcional, está hecha para ser obedecida.
• La obediencia a las órdenes tampoco es selectiva, los hijos no pueden ponerse en “esta orden la obedezco y esta no”.
• No se debe convencer al hijo para que se haga, ni menos darles un discurso del porqué debe hacerse o de lo importante que significa que lo haga, no pierda su tiempo en eso, pues da paso a la discusión interminable y a la manipulación por parte del hijo.
• No dé tanta explicación del porqué debe hacerlo, si desea le explica una vez, lo más dos, pero ya después tanta explicación se vuelve reflejo de falta de autoridad.
• No se debe mendigar para que se cumpla una orden, “vea papito o mi hijita, hágalo, sí, ¿qué le cuesta?, es por su bien”.
• No caiga en “negociar”, hay principios que nunca se negocian.
• Tampoco premie la obediencia, si hace eso después le van salir con “si hago caso, ¿qué me da?”.
La base de ser hijo es la obediencia, por lo tanto, si no obedece deja de ser hijo para convertirse en amigo o en compañero de sus padres. Y cuando pasa esto el orden que debe tener el hogar se cae y entra en caos. El orden en casa se produce cuando los hijos son hijos y cumplen su rol de obediencia y los padres son padres y cumplen su rol no solo de darles techo y comida, sino de marcar un camino por medio de la autoridad con amor y firmeza que los ayude a convertirse en adultos sanos y responsables.
*Consejero familiar
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