La situación de criminalidad que vive Limón en las últimas semanas preocupa a las autoridades, a los pobladores y a los expertos en criminalidad, quienes explican que se trata de un conflicto que tiene mucho tiempo de existir, pero que se exacerba por ciertas circunstancias.
Gerardo Castaing, exjefe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), repasó con DIARIO EXTRA la transformación de Costa Rica en una sociedad moderna que genera a su vez mucho anonimato en los ciudadanos.
También explicó que se debe considerar la situación histórica que se vive con la pandemia, pues se trata de un periodo que genera necesidades económicas extremas, condiciones que aprovecha el narcotráfico para hacer sus negocios.
CUIDAN MERCADOS
En Limón, como provincia, prevalecen las zonas montañosas con un clima complejo, condiciones que facilitan el movimiento de los grupos dedicados a cometer delitos.
“Muchos de los cargamentos de cocaína que entran al país vienen por el lado del Atlántico, siguiendo esa vía principalmente de un lugar que se llama Puerto Turbo en Colombia, con lanchas, semisumergibles. Mucha de esta droga que llega a Limón es comercializada por grupos locales y la mayor parte se va para el centro de Costa Rica, la capital, para ser reexportada hacia el norte”, explicó Castaing.
Y añadió que “ese movimiento de drogas a todas luces necesariamente trae como consecuencia el movimiento de altas sumas de dinero y hace que se convierta en un negocio lucrativo el narcomenudeo para los minicarteles y para otras personas que de alguna manera facilitan logística a todos estos grupos”.
El experto señaló que en la provincia caribeña, que abarca desde la frontera con Nicaragua hasta el límite fronterizo con Panamá, muchas personas, que no son pobladores de la provincia, se dedican a este negocio, de allí surge el celo con el que cuidan sus mercados.
Es por esto que cuando un delincuente invade el mercado de otro grupo, generalmente se busca sentar un ejemplo por medio de ejecuciones con armas de fuego para que otras agrupaciones no busquen despojarlos de sus territorios.
“En Limón, hace mucho tiempo hubo una época en que pasaba la migración de langosta y se veían muy beneficiados con altas sumas de dinero, tanto que cuando celebraban y tomaban licor, encendían los cigarros con billetes de mil, esa época económicamente gloriosa pasó a la historia precisamente porque en Nicaragua se dieron cuenta de la riqueza que había con la langosta y establecieron una especie de tubos grandes succionadores que cuando las langostas migraban ellos las capturaban y dejaron de pasar a Limón, esto generó mucha pobreza que después fue sustituida con la droga que empieza a llegar”, detalló el experto.
COMERCIO DE DROGA
El exjefe del OIJ añadió que el comercio de droga genera poder y en la costa Caribe hay personajes muy poderosos y conocidos por las autoridades, además mueven grandes cantidades de dinero y, consecuentemente, tienen facilidad para hacer de las suyas en toda la escala social.
“Todo eso hace que el caldo de cultivo para que ocurran asesinatos ante cualquier incidente que se presente y haya que buscar una resolución, la resolución va a ser violenta y no armoniosa como se busca en otros grupos sociales. Lo que buscan es generar terror en los grupos antagónicos con el propósito de poder desarrollar sus actividades de manera tranquila y con propiedad”, dijo.
SEGURIDAD NACIONAL
Otro gran problema en torno a la criminalidad del país y que afecta a Limón es que la seguridad nacional dispone de diversos factores como la seguridad ciudadana, en el deporte, la comercial, la carcelaria en donde hay un grave problema.
“Las cárceles en Costa Rica no cumplen con ninguno de los dos objetivos, uno es aislar a la persona que están cometiendo delitos para que no cometa más, no se cumple porque si están en la cárcel van a dirigir desde la cárcel toda la organización criminal y con mucha efectividad, por medio de redes sociales, teléfonos celulares aunque pusieron bloqueadores, los satelitales ya están entrando, las visitas son otro medio de comunicación efectivo”, señaló.
Y añadió que “desde las cárceles se pueden ordenar homicidios, asesinatos, estafas y robos, se pueden coordinar”.
El otro objetivo del sistema penitenciario que, según Castaing no se cumple, es la readaptación del delincuente, lo cual no se está cumpliendo y aclaró que no es una situación por falta de capacidad de los funcionarios, sino por una incapacidad en la logística, pues no existen trabajos para que todos los privados de libertad se mantengan ocupados.
“Se van a corromper más en las cárceles y salen a la calle el doble de corruptos que como entraron y ese es otro problema, el hecho de que estén en las cárceles los quita físicamente de la calle, pero no los quita mentalmente”, destacó.