Ahora es muy común escuchar a todo mundo quejarse de la economía del país, de que la plata no alcanza, que todo está muy caro y hay que pagar el marchamo antes de que termine el año, entre muchas otras molestias. Sin embargo, si tomamos como referencia la cantidad de gente que anda en la calle haciendo compras, pareciera que todo eso no fuera cierto.
Basta pasar por los bulevares capitalinos los fines de semana para darse cuenta de que la economía del país no está tan mal como muchos dicen, pues todos andan gastando la plata que no tienen y que en pocas semanas necesitarán.
Quienes andan en las calles, ya sea por trabajo u ocio, se dan cuenta de que estas se encuentran repletas de gente comprando de todo, sin detenerse a pensar si son artículos que en realidad necesitan.
Ahora que los comercios aplican “fines de semana negros” casi desde octubre, incitan a muchos a comprar desde ya los regalos de Navidad, las mudadas de año nuevo y hasta los útiles para la entrada a clases, sin embargo, nos preguntamos cuántas de estas personas quedaron con cero deudas.
No debemos obviar que somos bombardeados con publicidad que nos llega desde las calles, medios televisivos, radiales y escritos, así como de las cada vez más fuertes redes sociales.
Algunas promociones llegan hasta nuestra puerta. Ni qué decir de las vitrinas de las tiendas, que utilizan letreros luminosos para atraer nuestra atención, todo para que no desaprovechemos los fabulosos “descuentos” del mes de noviembre.
Ya no es un solo día, el denominado “black friday” se extiende a más de 30. Dicho de otro modo, es el mes negro no solo por las rebajas, sino por las deudas que adquieren los compradores, que no saben administrar un presupuesto.
El problema es que muchas personas enloquecen por aprovechar las ofertas, sin embargo, acaban enjaranándose al adquirir productos que no ocupan, con el pretexto de que cuando reciban el aguinaldo pagarán las tarjetas.
Lastimosamente la mayoría de las veces compran más de lo que pueden pagar con el décimo tercer mes de salario, entonces vienen los problemas cuando no tienen cómo hacer frente a sus deudas.
Por otro lado, muchas otras personas en lugar de cancelar lo que deben usan ese dinero para las fiestas y paseos de fin de año, entonces quedan con compromisos económicos aún mayores y sin posibilidad de pago.
Cuando llega enero, se les ve en las compraventas tratando de sacarle alguito a empeñando los artículos que compraron en estas fechas, lastimosamente no reciben lo que pagaron por ellos y deben conformarse con lo que les ofrezcan.
A como está el país, aquejado por el desempleo, se debe ser más mesurado para no comprar más de la cuenta, pues probablemente más adelante esa plata nos falte para suplir lo básico.
Debemos ser cautos para no gastar el dinero que no tenemos o adquirir aquello que no necesitamos. Muchos compran artículos que terminan en algún rincón de la casa o sirviendo de perchero.
Conforme se acerca el viernes negro pedimos mesura a todos los que salgan a las calles ese día. Si no debe ir a trabajar o estudiar, ni salga de su casa porque las presas y los problemas posiblemente estarán a la orden.
No está mal darse un gustito de vez en cuando, pero antes hay que hacer un presupuesto para no derrochar el dinero. Ponga atención a las promociones y no se deje embaucar. Camine y compare precios porque de un lugar a otro hay grandes diferencias, como lo demuestran los reportajes de la prensa.
La idea es estar tranquilo y no pasar 2022 ahogado por las deudas, a las que contribuyen una compra compulsiva de viernes negro.
Además, para nadie es un secreto que muchos pensaron que se iba a rebajar el marchamo y luego se dieron cuenta de que al final el presidente lo vetó y había que pagarlo completo sí o sí.