Gerardo Zúñiga*
El escritor suizo Louis Dumur afirmó que “la política es el arte de servirse de los hombres haciendo creer que se les sirve”, frase que desafortunadamente, y dados los últimos acontecimientos que se están viviendo en la política nacional, y, sobre todo, cuando el interés general se antepone al interés personal, la frase del célebre autor es totalmente cierta.
La administración de lo público es una responsabilidad que nos compete a todos los ciudadanos y todos, en algún momento de nuestras vidas, de una forma u otra, en un grado u otro, asumimos nuestra cuota de responsabilidad.
Los que nos declaramos políticos lo hacemos voluntariamente, nadie nos obliga y hemos de cumplir con dicha responsabilidad con una actitud equivalente a la magnitud de esta.
Ello no es obstáculo para las legítimas aspiraciones políticas que todos podemos tener y cuenta con la responsabilidad en la gestión de lo público y al interés general, que el objetivo único, exclusivo y excluyente de nuestras aspiraciones y se hace efectivo con el interés general que entra en juego; por lo tanto, el interés personal pasa a un segundo plano porque queda desactivado, en ese sentido.
La afirmación de Dumur adquiere pleno sentido cuando una persona que ocupa un cargo público y/o de elección popular no concibe la política como un paréntesis temporal en su vida laboral, sino como un puesto de trabajo que desea mantener a toda costa, pase lo que pase.
En este caso, el interés personal está muy por encima del interés por servir a los ciudadanos, situación que no sucede con el suscrito.
El político que se aferra a su puesto hace que los ciudadanos pierdan la fe en sus actos, máxime cuando en el imaginario colectivo la percepción sobre su gestión en el puesto que desempeñe (sea cual fuese) y en la rendición de cuentas esa opinión es generalizada, siendo la más no favorable ni tampoco la más deseada, como hoy suele suceder.
Nuestra Municipalidad de Puntarenas enfrenta desde hace varios años sucesivas y cuestionadas Administraciones, derivadas de malas y desafortunadas decisiones y algunas relacionadas hasta con supuestos casos de corrupción y malos manejos que, como es obvio, serán los tribunales de justicia quienes determinen si existieron o han existido y si los hay o no existen, y esto desafortunadamente ha dañado seriamente la percepción y la imagen de quienes, como políticos estamos en la mira de la opinión pública, y máxime si aspiramos o tenemos pretensiones políticas y esto, como es obvio, con importantes consecuencias políticas y económicas a futuro.
El problema es mucho más acuciante en cuanto nuestro gobierno local, pues la ciudadanía sigue sin optimismo su quehacer debido a que no ven resueltas sus más inmediatas necesidades, en afrontar lo sustantivo y lo inmediato y eso hace que el horizonte de nuestro cantón se torne gris y; por tanto, no se han terminado de resolver los agobiantes y urgentes problemas que al día de hoy enfrenta nuestro cantón y que deben resolverse con la inmediatez y seriedad posible.
Aún queda muchísimo por hacer, pero si usted, conciudadano, no participa y no se involucra, con su desidia y con su silencio validará, homologará y refrendará todo lo malo que pueda suceder en nuestra Puntarenas y se tornará sumamente difícil cruzar el umbral de la esperanza.
*Doctor en Derecho,
historiador y politólogo