Hacen zapatos bordados
El hilo y la aguja se volvieron su inspiración para innovar en el mundo del calzado.
Esmeralda Gómez es una emprendedora de Colorado de Abangares que ha logrado posicionarse en Guanacaste con zapatos tejidos 100% a mano mediante la técnica de crochet.
Elabora sus productos de forma artesanal y se ha abierto camino en el mercado. Incluso, recientemente los exhibió en la Feria de Emprendedores efectuada por el Instituto de Desarrollo Rural (Inder).
“Todo se hace de forma artesanal. Hace cuatro años, cuando se vino la pandemia, yo dije: ‘No puedo estar aquí sin hacer nada, tengo que trabajar para salir adelante’. A las mujeres nos encantan los zapatos y dije ¿por qué no tejidos? Agarré el hilo y la aguja. ¡A partir de ahí todo cambió!”, contó a Diario Extra.
Este calzado es la única entrada económica de la guanacasteca.
Gómez señaló que para hacer un par de zapatos puede durar entre cinco y seis horas.
No obstante, podría dedicar mucho más tiempo si el tejido lleva varios colores o, en su defecto, figuras como flores o corazones.
Otros que tienen un alto grado de dificultad son los zapatos cerrados, lo anterior por la hechura de la suela y el moldeo que se ejecuta para darles forma.
En esos, puede durar unas siete a nueve horas.
Los más solicitados van de las tallas 36 a 38, aunque hay excepciones: los 34, 35 o incluso hasta los 41.
“Cuando un zapato se empieza a poner feíto en las suelas o en los lados, yo les digo: ¡no lo boten!, ¡dénmelo! Lo trabajo artesanalmente y se le vuelve a dar vida. Después de eso, me pongo manos a la obra con hilo y aguja. Yo he visto trabajos que he hecho hace dos o tres años y están nuevos. ¡Como nuevos! Más con los calores que hacen en Colorado (risas)”, acotó.
Y agregó: “¡No le voy a mentir! Al principio fue difícil, ¡nadie es profeta en su propia tierra! Pero, diay, con mucho empeño voy echando pa’lante y diay, bendito Dios, ya mis sandalitas se han ido a Estados Unidos, Brasil. ¡Imagínese! Mi crochet llegó a Italia. ¡Me siento la mujer más realizada! Cuando veo un zapato en la calle, me felicito, me abrazo y digo ¡pucha, qué lindo! ¡Bien hecho!”.