Crecer y vivir en democracia es un privilegio y una bendición que algunos pueblos han dado por sentado permitiendo que esta se vaya erosionando y en algunos casos desapareciendo. La falta de formación cívica aunada al desinterés por conocer las raíces de su nacionalidad, su historia, sus errores y sus logros, sus instituciones, sus protagonistas y las luchas por cimentar un sistema de gobierno que les ha permitido vivir en paz, han contribuido a la instalación de dictaduras y autocracias.
Es cierto que se han cometido errores, aun en las democracias más sólidas y respetadas, pero también es cierto que la democracia es la forma de gobierno más justa y conveniente que hemos encontrado para vivir en armonía, con libertad y pleno uso de nuestros derechos.
Sabemos que la democracia se nutre esencialmente de la participación de sus ciudadanos, cuando estos son conscientes de sus responsabilidades patrias y están dispuestos a involucrarse directa o indirectamente y ejercer sus derechos.
Un buen ciudadano se forma para hacer pleno uso de su libertad, de su derecho a la libre expresión, a disentir y hacer escuchar su opinión respaldada por un conocimiento bien informado. Un buen ciudadano se educa para contribuir a la construcción de un mejor país desde la posición que ocupe en la sociedad, con su trabajo, con el respeto a su cultura, a sus tradiciones y la defensa de los valores éticos y morales que sustentan su nacionalidad.
Esa formación que antes se adquiría en el hogar, la escuela, los partidos y la sociedad se ha ido diluyendo, la falta de educación cívica y el ataque constante e indiscriminado a la institucionalidad tampoco ayuda a que los adultos se involucren y los jóvenes se interesen y se formen para ser el relevo generacional que necesitamos.
Si queremos preservar nuestra democracia es urgente retomar la formación de la población en general, pero especialmente de los niños y jóvenes. Así lo han comprendido quienes impulsan en nuestro país, desde distintas instancias, el Parlamento Joven de Mujeres por el Clima y el programa “Creciendo en Democracia”.
El Parlamento Joven es una iniciativa de Voces Vitales, Misión 1.5°, la Embajada de Suiza y el Departamento de Participación Ciudadana de la Asamblea Legislativa, en alianza con instancias nacionales, internacionales y embajadas que se proponen formar a mujeres jóvenes, entre los 16 y 26 años, interesadas en el clima y la actividad política.
Estas jóvenes recibirán, durante un año, una formación integral, experimentarán lo que significa ser parte del Primer Poder de la República y la responsabilidad que esto conlleva, desarrollarán su capacidad de liderazgo y sus habilidades blandas. Estudiarán sobre el calentamiento global pero, sobre todo, aprenderán a confrontar ideas, propuestas y opiniones con argumentos, con información fidedigna, conocimiento y respeto.
Por otro lado, la Asamblea Legislativa, en colaboración con el Museo de los Niños, presentó el proyecto “Creciendo en Democracia”, que tiene como fin explicar a los estudiantes de primaria cuál es el Primer Poder de la República, su relación con los otros Poderes, su funcionamiento y su importancia en una democracia como medio de control político. A través de una serie de videos, en los que los “Museitos” son los protagonistas, los niños conocerán en una forma divertida y sencilla cuál es la función y las potestades del Congreso, así como de los diputados.
Ambas iniciativas buscan lo mismo: educar y formar a las nuevas generaciones para vivir en democracia, para despertar y desarrollar liderazgos, para conocer la importancia de los Poderes sobre los cuales descansa nuestro Estado Social e involucrarse, directa o indirectamente, con el compromiso de velar por el fortalecimiento de la democracia como forma de gobierno. Educación y formación para la vida en democracia, siempre serán el camino para fortalecer y salvaguardar el legado de nuestros abuelos.
*Ex primera dama de la República