El aumento de asesinatos en el país en comparación con el año pasado no solamente demuestra el nivel de violencia que caracteriza a los delincuentes que ejecutan estos delitos, también revela cuáles son los modos de operar que utilizan para acabar con sus rivales, siendo este año los más comunes el maniatar a la víctima, así como enterrarla.
De acuerdo con Walter Espinoza, director general del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), a la fecha se registran 559 homicidios, lo que representa un incremento en comparación con el mismo periodo de 2019, cuando hubo 551. Además, basado en las estadísticas aseguró que este periodo podría finalizar con 574 asesinatos, 10 más que el año anterior.
Entre tantos crímenes, hubo 39 que se diferenciaron del resto, pues los datos de la policía judicial indican que la disposición de los cuerpos era distinta, es decir al momento del hallazgo presentaban una condición especial como ataduras en sus extremidades.
Precisamente esta característica tuvo un incremento en los últimos meses ya que, según el OIJ, el año pasado apenas se contabilizaron 9 casos donde las víctimas estaban maniatadas, pero este 2020 se han ubicado a 20 personas en esa condición.
En segundo lugar, las autoridades judiciales revelaron que este año han enterrado a más víctimas con un total de 8, en comparación con el pasado en que solo se atendieron 2 casos.
A este le siguen aquellas víctimas que aparecieron envueltas en alguna sábana o plástico con 2 investigaciones, una más que el año pasado. Asimismo, en cuarto lugar, están los decapitados donde se registra apenas 1 caso mientras que en 2019 no hubo ninguno; por último, están las personas calcinadas que se contabilizan en 8, menos que en 2019 cuando se atendieron 12.
ENVÍAN MENSAJE
Consultado al respecto, Gerardo Castaing, criminólogo y experto en temas de seguridad, explicó que lo primero que se debe hacer para entender el escenario en que se desenvuelven los delincuentes es la diferencia entre un homicidio y un asesinato.
El primero ocurre cuando al darle muerte a una persona intervienen las emociones, por ejemplo en los casos de violencia intrafamiliar o en defensa propia. En tanto, los asesinatos son más planificados y generalmente existe un pago a cambio del crimen, siendo que con frecuencia esto suele presentarse en grupos vinculados al tráfico de drogas.
Sobre aquellas víctimas a las que a la hora de asesinar las maniatan o son sepultadas, Castaing asegura que estas son formas utilizadas principalmente para enviar mensajes de advertencia a grupos rivales.
En el caso de los atados de manos y pies, estas condiciones suelen presentarse cuando los homicidas lo que buscan es la indefensión del ofendido con el objetivo de interrogarlo para extraer información de interés, así como la seguridad de actuar sin que represente una amenaza para ellos.
“Llevan implícitos mensajes a otras bandas de delincuentes, ya saben que ese es el modo de operar de otra organización, ya sea dedicadas al narcotráfico o de asaltos, pero ya lleva implícito un mensaje. Son modos de operar y ahí está el envío de mensajes para que otros delincuentes no cometan actos en contra de la banda que representan esos sicarios”, comentó.
ENTERRADOS
Sobre los que aparecen enterrados, el experto explica que aquí los asesinos lo que buscan principalmente es evadir la responsabilidad penal, pues para lograrlo una manera es ocultando los cadáveres creyendo que las autoridades no podrán identificarlos y sin un cuerpo será más difícil que se inicien pesquisas en su contra.
Sin embargo, Castaing afirma que actualmente si la policía judicial logra obtener indicios suficientes que puedan convertirse en evidencias, la acusación por homicidio se puede hacer sin cadáver, es decir existen altas probabilidades de dar con los responsables y procesarlos.
Por otra parte, sobre las personas que aparecen calcinadas o envueltas, el experto explica que entre las intenciones de esos modos de operar está desaparecer el cadáver por completo, siendo que generalmente cuentan con una planificación previa.
De acuerdo con Castaing, una situación grave que se desencadena de este tipo de asesinatos es la perspectiva de la ciudadanía, ya que pese a que se denota un alto grado de violencia e irrespeto por la vida humana, muchos creen que no les afecta directamente.
“Hay un pensamiento en la población de que ellos (delincuentes) se están matando entre ellos, pero el asunto no es así, ya que hay mucha gente inocente que ha sufrido las secuelas de esos actos criminales y eso sí tiene que preocupar”, acotó.
Una muestra de esto son las 14 víctimas colaterales que las estadísticas del OIJ indican que se han registrado este año, siendo que existe un importante aumento en comparación con 2019 en que apenas se detectaron 3 casos.
La oficina de prensa de la policía judicial adujo que de las personas inocentes que han muerto en una situación dirigida contra otra, ocho casos ocurrieron en Limón, 4 en San José y 2 en Cartago.