DIARIO EXTRA conversó en exclusiva con Hans Sequeira, director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), de Costa Rica.
A continuación, un extracto de la entrevista.
¿Cómo está el país a nivel de criminalidad y drogas?
-El país está pasando por un momento importante. Neurálgico. Hay bandas importantes, organizaciones criminales que operan en el país, principalmente en el tráfico internacional de drogas. Mucha droga ingresando por el Pacífico costarricense y es una porción importante por el Caribe. Estamos hablando de un 80% en el Pacífico y un 20% en el Caribe. Por la ruta marítima se han realizado muchos trabajos de contención, mucha preparación a nivel policial, mucha coordinación. Eso es importante, pero siempre sigue ingresando. Ahora tenemos una nueva modalidad, que es el ingreso de importantes cantidades de mariguana procedentes de Jamaica por el Caribe y de Colombia por el Pacífico y el último, el más reciente, 3 toneladas procedentes de México en un camión guatemalteco, que es droga que viene al mercado local, lo que nos afecta directamente.
¿Cuál es la población a la que más afecta esa droga?
-A nuestros jóvenes. Nos generan violencia, ellos utilizan esa droga para venderla en el mercado local, hay disputas territoriales y esto nos eleva los índices de homicidios.
¿Hay alguna zona en específico donde la criminalidad esté haciendo más estragos? Siempre se habla de San José y Limón.
-Sí, efectivamente, el índice que tiene Limón es del 30% o el 33%, que eleva toda la tasa, principalmente en los cantones centrales. Se debe al narcotráfico esa disputa entre bandas. Tenemos Puntarenas también, en su momento estuvo repuntando muy fuerte en esa zona. Vemos jóvenes de corta edad que son los que tienen esa disputa y por temas de drogas ejecutan a otra persona para sacarla de la competencia. Esa lluvia de droga que nos está llegando al mercado local nos afecta a los jóvenes, a la estabilidad del país y hay una afectación indirecta a la economía, a los negocios formales, donde ese dinero ilegal ingresa a la economía y afecta a los negocios buenos que vienen de capital limpio. Eso es importante tenerlo muy claro.
¿Se están fortaleciendo esos grupos?
-Efectivamente. Por ejemplo, 1 kg de droga en Colombia vale $3.000, aquí vale $7.000 y en Europa $40.000. Si los exportamos por los principales puertos del Caribe es bastante rentable, entonces ese es un tema que las organizaciones criminales tienen muy presente y tenemos que enfocarnos en golpear a la estructura criminal, en cambiarle los bienes.
Mucho se habla en las calles de que el país está perdido por la problemática de las drogas y la violencia. ¿Esto es cierto?
-El país todavía está a tiempo, Costa Rica necesita contener, prevenir y reprimir la criminalidad. Esas son las 3 líneas que tenemos que trabajar muy fuertes a nivel general. La DIS tiene una muy buena alianza estratégica con otros servicios de inteligencia en la región y en Europa, que nos permite articular e identificar esos grupos criminales para saber cómo operan. Entonces aquí botamos fronteras y con una llamada a un colega de otro país nos articulamos para identificar personas y cómo están operando a nivel de la región.
La DIS recientemente cumplió 59 años. ¿Qué ha cambiado a nivel de operatividad?
-La DIS se crea el 1º de septiembre de 1963. Estamos prósperos a cumplir el próximo año los 60, son casi 6 décadas donde la primera amenaza en su momento era el expansionismo del comunismo, que era lo que se veía como la amenaza en la región. Empezó a trabajar en esa línea, luego empiezan a mutar las amenazas. Empiezan a generarse grupos guerrilleros en la región, uno de esos eran las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), donde empieza a vincularse con carteles de la droga en los años 80, 90, lo que ya conocemos de las famosas narconovelas que nos reflejan el tema de Pablo Escobar; los carteles mexicanos, los colombianos, el de Medellín, el de Cali, la famosa oficina de Envigado en Colombia, que era el que manejaba muy fuerte el tema de la droga.
¿Se sigue mutando?
-La DIS empieza a mutar, un servicio de inteligencia tiene que detectar que esas amenazas externas que van a afectar directamente su gobernabilidad, su estabilidad y la seguridad del país, su soberanía. En los años 80 y 90 tuvimos un conflicto a nivel de Centroamérica que tuvimos que atender. En su momento tuvimos el tema de la guerrilla y del Sendero Luminoso de terrorismo en Perú. Fueron amenazas que tuvimos aquí.
Además del tema de narcotráfico, ¿qué otras cuestiones de seguridad atienden?
-Nosotros atendemos el terrorismo a nivel internacional con terrorismo yihadista y tenemos que mantener el control. En la región de viajantes con vínculos terroristas en cualquier momento se nos puede activar una célula de ese tipo en la región y puede ser nefasto. Entonces, el servicio de inteligencia también trabaja esa línea de terrorismo. Trabajamos muy de la mano con agentes internacionales, europeos, norteamericanos y de Suramérica para tener control de sus objetivos. Ahora tenemos otra amenaza importante que son los ciberataques. El país sufrió dos ataques importantes: a la Caja y otro al Ministerio de Hacienda y eso desestabiliza la infraestructura del Estado, afectación importante a la economía, a los procesos normales que llevan esas instituciones. Se nos vieron afectados los servicios de salud, la Hacienda Pública y el servicio de inteligencia. La DIS está para eso, para prevenir, anticipar, contener y tratar de identificar con nuestros homólogos de dónde proviene el peligro. En este último caso, el Centro Criptológico Nacional de España nos colaboró muy fuertemente, con bastante inversión en horas, hombres y recursos para poder identificar el modo operar de esos atacantes. Igualmente, con el FBI trabajamos muy de la mano en esos casos.
¿Pueden continuar los ciberataques?
-Van a continuar. Ahora hay un término del cibercalifato, que son personas que están vinculadas a los ciberataques o a los ciberdelitos y se identifican con grupos terroristas. Entonces ellos quieren atacar y se sienten muy bien al atacar naciones, infraestructura crítica y, entre comillas, agradables a estos grupos terroristas. Esas amenazas las tenemos ahorita presentes y tenemos que anticipar. Estos ciberataques Costa Rica los sufrió en la economía y en la salud, eso nunca se ha dado en otro país. No he precisamente dialogado con los expertos españoles y su larga trayectoria en este tipo de trabajos contra los ciberatacantes, que es inédito, ningún país ha sufrido en tan poco tiempo. Nosotros le llamamos dos misiles: uno que fue a la Hacienda Pública y otro que fue a los sistemas de salud. Es totalmente atípico, en su momento se me dijo “eso no lo hemos visto anteriormente, es de ponerle atención”. Se ha visto en la conducta criminal que atacar un centro de salud es totalmente improcedente para ellos, no se identifican con ese tipo de causas, puedes atacar cualquier otra cosa menos un centro de salud que es donde la gente llega a curarse.
¿Qué les dijeron los expertos?
-Se nos dijo que nosotros no tenemos ejército, por consiguiente, el servicio de inteligencia tiene que estar muy fortalecido y nos señalaron que no somos una amenaza militar para ningún otro país y se preguntaron por qué sufrimos ese tipo de ataques. Eso nos llama a la conciencia, nos llama a reflexionar, nos llama a fortalecernos. Nosotros somos un país de paz respetuoso de los derechos humanos, del derecho internacional, de la legislación de convenios internacionales, por consiguiente, tenemos que ir por esa misma senda y ahora lo que nos llama es fortalecernos, invertir en generar centros de atención en ciberseguridad.
¿A lo largo de los años cuáles son los trabajos más importantes que hicieron?
-La labor que hicieron personas, oficiales, hombres y mujeres que pasaron al anonimato, que han hecho labores muy importantes, silenciosas, que no se publicaron, como la guerra en Centroamérica, trabajando muy fuertemente para poder identificar las amenazas directas en ese conflicto armado. Tuvimos un caso importante, el tema de la detención de Caro Quintero, el tema de la inteligencia y la operación táctica operativa que se realizó, hubo participación de DIS. La DIS también participó en operación importante, como fue el secuestro de Boca Tapada en el tema de la negociación, en el tema del trabajo, inteligencia en la zona fronteriza. Realizamos trabajos importantes en identificación de grupos guerrilleros que operaban en la región y tenían posicionamiento en Costa Rica, Sendero Luminoso, FARC, el M-19. En su momento Euskadi.
¿Ha habido amenazas?
-En su momento hubo una amenaza inminente al ministro de Seguridad Pública, que fue don Fernando Berrocal, que se logró contener. Identificar el grupo que iba a ejecutar enviarlos a Colombia y contener esa situación. A futuro se dice que las amenazas cambian, incluso en temas de recursos naturales y Costa Rica tiene muchos. El servicio de inteligencia tiene que anticipar una amenaza, ahorita tenemos una amenaza, que es el cambio climático y se va a elevar la temperatura a final de este año, que es lo que nos indican los expertos en condición climatológica. Eso va a generar sequía, falta de recurso hídrico, migración irregular por condiciones climatológicas, eso nos va a afectar la economía a la educación y la salud. Lo vimos en tiempo de pandemia, lo difícil que es operar, entonces necesitamos anticipar las amenazas y eso lo hace el servicio inteligencia. El servicio de inteligencia tiene que empezar no solamente la línea operativa y ese tipo de amenazas, necesitamos pensar en prospectivas.
Usted habla mucho de los jóvenes y en organizaciones criminales prevalece la juventud. ¿Qué puede pasar si siguen en la criminalidad?
-Yo soy criminólogo y necesito conocer los factores externos e internos que me generan criminalidad. Un externo es la cantidad de droga que ingresa y lo rentable que la droga, ahora tenemos un factor interno que es jóvenes con una brecha educacional enorme en ciertas zonas donde la educación no es buena y las oportunidades no son buenas: ni laborales, ni educación. Ese ciudadano tiene que comer, tiene necesidades básicas, vivienda, alimentación, educación y, al no tenerlas, el crimen organizado los capta porque les vende una vida fácil, ficticia, de fácil dinero en poco tiempo y una vida de alto nivel de buen vehículo, buena vivienda, una buena mujer, muy bonita, muy atractiva y un modus vivendi muy agradable. Entonces hacen íconos falsos y se crean en esa burbuja de fantasía y después se dan cuenta de la realidad y pagan con su vida o con cárcel. Tenemos que invertir mucho en los jóvenes, para mí lo mejor es la prevención, obviamente ya hay etapas que no, que hay que contener y reprimir, pero sí necesitamos anticipar a corto y mediano plazo, captar a esos jóvenes, quitárselos al crimen organizado, que no caigan en esa línea e instrumentalizarlos. Para mí es la mejor medicina.
En los últimos años por temas de huelgas y pandemia hubo una crisis educativa. ¿En qué influye eso?
-Eso nos afecta y eso va a afectar a futuro. Hay una brecha enorme, hay muchachos ahorita que no terminaron sus estudios. Cuando usted y cualquier ser humano se da cuenta que otro compañero, un familiar o un vecino creció ahora en la universidad y es un profesional, pero yo me quedé rezagado, no tengo lo que tiene, entonces muy posiblemente vea la vida fácil y las drogas que están ahí a los 100 metros como una opción para crecer y realizarse como persona.
¿Las narconovelas venden esos estilos de vida?
-Sí, ese es el modelo y muchos lo adoptan. Creo que eso se relaciona, la educación está en la familia. También es importante generar valores, saber que lo bueno cuesta, que hay que ganárselo, hay que realizar un esfuerzo.